Comenzó la etapa vacacional y la vida se transforma porque se asumen
actividades propias del verano y del tiempo libre.
Las playas, los ríos, los espacios recreativos, los espectáculos culturales
y deportivos…, son muchos los escenarios que se frecuentan más en
estos meses de intenso calor.
Hay mayor movimiento en los medios de transporte y esto requiere de
cuidado para evitar los accidentes, sobre todo, no conducir ningún tipo
de vehículo a alta velocidad ni bajo los efectos de bebidas alcohólicas.
El mar, el río, la piscina son espacios ideales para aliviar los efectos de
las altas temperaturas de julio y agosto, pero requieren de prevenir
incidentes que pueden costar la vida a personas de cualquier edad.
En los escenarios donde se concentran muchas personas hay que evitar
la transmisión de virus y vale recordar que la COVID-19 sigue circulando
en la atmosfera, entre otras enfermedades respiratorias.
También hay que tener cautela con los alimentos que se ingieren, pues
las altas temperaturas descomponen más rápido las comidas y causan
daños digestivos.
Los golpes de calor son frecuentes en el verano, de ahí que las
exposiciones al sol deben evitarse y es aconsejable una buena
hidratación, sobre todo tomando agua con frecuencia.
El verano permite un mayor disfrute a la familia y esta condición no debe
ser empañada por accidentes y sucesos degradables, que se pueden
evitar si se tiene una conducta cuidadosa y responsable.