El Ministerio de Relaciones Exteriores y Expatriados llamó a Naciones Unidas y a otros actores globales a proceder “rápidamente para detener el genocidio cometido contra los civiles palestinos”.
La ausencia de un poder que garantice el cumplimiento de la ley y obligue a los autores de crímenes a dejar de cometerlos inmediatamente convertiría a la justicia internacional en meros llamamientos, afirmó la entidad en un comunicado.
La Cancillería renovó sus críticas contra el Consejo de Seguridad de la ONU, que este mes fracasó en adoptar una resolución para lograr un alto el fuego y permitir la entrada de ayuda urgente al territorio.
También condenó en los “términos más enérgicos todas las formas de incitación practicadas por Israel” y sus diversos instrumentos que intentan demonizar al pueblo palestino.
En ese sentido, rechazó los llamados del Gobierno de ese país a la venganza sin límites humanitarios o morales, y sin ningún tipo de disuasión o conciencia.
La administración de Benjamin Netanyahu justificó sus bombardeos y su inminente invasión terrestre al esgrimir legítima defensa tras el ataque del Movimiento de Resistencia Islámica, que causó mil 400 muertos.
Pero el Ministerio consideró ese acto como una extensión “de la misma mentalidad colonialista que el pueblo palestino siempre ha padecido”.
Las consignas y declaraciones de Netanyahu, su gabinete y su Ejército no son más que justificaciones para matar a más civiles y una licencia para destruir la Franja, denunció.