El edificio de seis pisos y 65 departamentos de compras diferentes quedó reducido a escombros y con las vigas de acero retorcidas, tras el estallido de varias petacas incendiarias que generaron un fuego feroz.
El siniestro causó la muerte de la empleada Fe del Valle, jefa del cuarto piso y del departamento de niños, quien al presenciar el desarrollo de los hechos decidió entrar a la instalación para rescatar la recaudación de una delegación de la Federación de Mujeres Cubanas que allí se guardaba.
El autor del sabotaje, que causó además 18 lesionados y alrededor de 20 millones de dólares en pérdidas económicas a la nación caribeña, fue Carlos González, trabajador del departamento de discos de la tienda y miembro del grupo terrorista Movimiento de Recuperación del Pueblo.
A la espera de sus cómplices quedó en una playa, donde fue apresado por los milicianos, a quienes confesaría su implicación en los hechos.
El Encanto, situado en la céntrica calle Galiano de La Habana, fue el centro de las nuevas operaciones terroristas contra Cuba afianzadas tras el triunfo del proceso el 1 de enero de 1959.
El sabotaje al edificio fue el preludio de lo que sería la futura invasión mercenaria días después por Playa Girón en la provincia Matanzas (occidente).
La cadena de atentados incluyó también el sabotaje al vapor francés La Coubre acontecido hacía poco más de un año, el 4 de marzo de 1960.
Fuentes cubanas precisan que entre 1960 y abril de 1961, la CIA introdujo 75 toneladas de explosivos y 45 de armas, realizó 110 atentados dinamiteros, hizo estallar 200 bombas, descarriló seis trenes e incendió 150 fábricas e igual número de cañaverales.