Para conocer de qué manera el polvo sahariano limita la actividad ciclónica y otras cuestiones de interés, relacionadas con los impactos ambientales de ese evento natural, Granma conversó con el doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena López, asesor del Insmet
Desde comienzos de la segunda semana de julio, la temporada ciclónica de 2024 en la cuenca del Atlántico norte, que incluye el golfo de México y el mar Caribe, transita por una etapa de calma total.
Según han planteado reconocidos especialistas de diferentes universidades e instituciones científicas del orbe, incluido el Instituto de Meteorología (Insmet) de nuestro país, la presencia de altas concentraciones de Polvo del Sahara y la permanencia de ese tipo de nube son las causas fundamentales de la actual «tranquilidad» en el estado del tiempo observada en toda esa área geográfica, condición que, al parecer, pudiera extenderse hasta finalizar el mes.
Para conocer de qué manera el polvo sahariano limita la actividad ciclónica y otras cuestiones de interés, relacionadas con los impactos ambientales de ese evento natural, Granma conversó con el doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena López, asesor del Insmet y pionero de las investigaciones sobre el tema en Cuba.
–¿Qué son las nubes de Polvo del Sahara y cómo llegan a la región del Caribe?
–Las nubes son generadas por las tormentas de arena y polvo del desierto del Sahara y la región del Sahel, en África. Suelen alcanzar alturas de tres a siete kilómetros, y una vez emergidas del continente africano, avanzan en dirección oeste y suroeste, impulsadas por el flujo de los vientos alisios.
«Así, se propagan por el océano Atlántico, hasta alcanzar el mar Caribe y cubrir a las Antillas Mayores, incluida Cuba. Pueden llegar también a Centroamérica, partes de México, el sudeste de Estados Unidos y la península de la Florida.
«De modo general, vienen cargadas de material particulado pm10 y pm2,5, altamente nocivos para la salud, además de contener minerales como hierro, calcio, fósforo, silicio y mercurio, junto a virus, bacterias, hongos, ácaros, estafilococos y otros compuestos.
«Las primeras nubes de polvo arriban generalmente al mar Caribe a partir del mes de marzo. Ese proceso se va intensificando, y alcanza su máximo en los meses de junio y julio, para comenzar a declinar en septiembre, y fijar su mínimo en octubre.
«Para Cuba en particular, el máximo de frecuencia de días con nubes de Polvo del Sahara ocurre entre mayo y agosto, pero, al igual que se observa en el resto del área del Caribe, los picos se producen en junio y julio. Hasta el presente, han tenido la peculiaridad de comportarse de manera inestable en cuanto a su presencia sobre el territorio nacional, y con baja concentración.
«Es oportuno recalcar que las nubes de Polvo del Sahara existen hace miles de años, pero la comunidad científica conoció de su importancia con el desarrollo de la tecnología satelital, a inicios de la década de los años 60 del pasado siglo. Gracias a ese avance, hoy es posible detectarlas a partir de su formación, y darles seguimiento a lo largo de todo su recorrido.
«Debo señalar que, cuando estamos bajo la influencia de las nubes de polvo sahariano, el cielo adquiere una tonalidad blanquecina o lechosa, es decir, que pierde su habitual color azul intenso, y aparece una densa bruma que limita la visibilidad a larga distancia.
«Datos de instituciones internacionales señalan que, en las últimas tres décadas, la cantidad de Polvo del Sahara diseminada en la atmósfera, aumentó en más de diez veces».
–¿Por qué las llaman el «verdugo» de los ciclones tropicales?
–Esas nubes actúan como un muro de contención para el surgimiento e intensificación de los ciclones tropicales, al crearles un ambiente sumamente hostil, caracterizado por el aporte de aire muy caliente y seco, con valores mínimos de humedad relativa.
«También incrementan la llamada cizalladura vertical del viento en las altas capas de la atmósfera, lo cual impide a los organismos ciclónicos concentrar la energía requerida para su formación y gradual fortalecimiento.
«Por supuesto, toda regla tiene su excepción, y hemos visto algunos organismos ciclónicos tropicales resistir y mantenerse con vida, a pesar de las condiciones ambientales hostiles que estas les crean en el entorno por el que se desplazan, pero son casos muy aislados.
«Otro detalle de interés es que, si bien acentúan la sensación de calor y disminuyen la probabilidad de lluvias en las áreas bajo su influencia, tienden a favorecer el aumento de la actividad eléctrica cuando ocurren las típicas tormentas de verano».
–¿Cuáles son los principales impactos ambientales que provocan?
–En altas concentraciones, la presencia de nubes de polvo disminuye la calidad del aire y puede incentivar los cuadros de alergia, sobre todo irritación de la piel, los ojos y las mucosas, en personas sensibles, como niños y adultos mayores.
«Igualmente, en los individuos con enfermedades respiratorias crónicas, en particular asma bronquial y enfisema pulmonar, pueden acentuar los efectos de esas dolencias, de ahí la conveniencia de que quienes las padezcan, eviten exponerse a ese ambiente enrarecido.
«Los conocimientos científicos corroboran que el Polvo del Sahara influye en el declive de las poblaciones de arrecifes coralinos, pues propician que esos ecosistemas puedan ser atacados por un hongo endémico de África, transportado por esas nubes. Asimismo, causan perjuicios a la agricultura y a la biodiversidad.
«Más reciente, se le vincula con la proliferación de los grandes eventos de marea roja en la región del Caribe. Muestra de ello es la llegada, cada vez más frecuente, de notables volúmenes de sargazos a las playas de Barbados, Martinica, República Dominicana, Jamaica, Belice, México y el sur de Estados Unidos».