Sin mucho glamur, casi escondido en un lugar cercano a la ciudad avileña de Morón, se halla lo que antes era el Centro de Investigaciones de Bioalimentos, CIBA.
Al traspasar el umbral, aparecen los integrantes de un colectivo con disímiles logros científicos, fruto de una larga cadena de esfuerzos y riesgos que se extiende por más de 30 años, cumplidos el mes de julio del año anterior.
Ha pasado el tiempo desde aquellas primeras investigaciones en la actividad agrícola y para muchos se ha borrado el halo de novedad; sin embargo, la entidad destaca por el asesoramiento técnico vinculado a la producción agropecuaria y tropical con enfoque de sostenibilidad, cierre de ciclos y especies resistentes al cambio climático.
Hace ocho años, como parte de un proceso de reordenamiento, fue inscrito en el Registro Nacional como centro de investigación, cuyo objeto es realizar estudios y servicios científico-técnicos vinculados con la producción agropecuaria tropical y la preservación del medioambiente.
Dicho de otra manera, se sumó a la estrategia del país de llevar las investigaciones por cauces seguros y dirigirlas hacia donde hagan más falta.
Por la amplitud y profundidad de sus investigaciones, el pasado 2022 el Centro de Investigaciones de Bioalimentos (CIBA) pasó a ser el Centro de Ingeniería Ambiental y Biodiversidad, con un espectro más amplio, que va más allá de los servicios y proyectos de investigación, aunque su función continúa con vínculos estrechos en cuanto al desarrollo económico y la sostenibilidad dentro de la provincia de Ciego de Ávila y más allá de sus fronteras.
La ingeniera química Yamilé Jiménez Peña, subdirectora de Investigación, con una experiencia de 25 años de trabajo en la institución, enumera algunas de las líneas de trabajo más importantes, entre las que se encuentran las vinculadas con el tratamiento de los residuales, protección de cuencas hidrográficas, superficiales y subterráneas; estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgos; preservación y mejoramiento del cerdo criollo y repoblación de dunas de playa con especies autóctonas en los cayos que conforman Jardines del Rey.
La contribución a la protección de los recursos hídricos subterráneos en la provincia de Ciego de Ávila es uno de los estudios más acuciosos y profundos, que ampara más de 12 años de investigaciones enfocadas, principalmente, en el tema del agua y la protección medioambiental.
Durante ese tiempo también se estudiaron de cerca los beneficios del biogás, pero solo desde sus potencialidades como fuente renovable de energía y como tratamiento a los residuales porcinos, aunque ya se hacían necesarias las alternativas para evitar el derramamiento líquido en tales condiciones.
Otras líneas investigativas incluyen los servicios ambientales relacionados con la asistencia técnica a criadores porcinos particulares y estatales, en la construcción de digestores de biogás para la producción de energía renovable; control y manejo de especies exóticas invasoras, raleo de canales en ecosistemas frágiles y la elaboración de documentos para licencias ambientales.
Explica la científica que actualmente laboran en los proyectos Construyendo resiliencia costera en Cuba, a través de soluciones naturales para la adaptación al cambio climático, y en el vinculado con la Reducción de riesgos de desastres y adaptación a efectos del cambio climático, ante los peligros de inundaciones y sequías en el centro-norte de Cuba, afectado por el huracán Irma.
Un segundo peldaño debió escalar el centro hasta concretar la investigación final con el trabajo de la cuenca hidrográfica del sector CAI-5, abastecedora de los municipios de Ciro Redondo y de Morón. El objetivo del estudio era vincularla a la producción porcina, luego de detectarse esta actividad como uno de los principales contaminantes junto con los centrales azucareros, la empresa de productos lácteos, el cárnico y otras industrias.
El proceso requirió identificar, cuantificar y mapificar herramientas que permitieran contrarrestar la contaminación, caracterizar los focos, evaluar los volúmenes de agua en la cuenca; acciones que posibilitaron identificar la vulnerabilidad del acuífero.
El Gran Humedal del Norte de Ciego de Ávila ocupa las noches de desvelo de científicos y especialistas del CIBA, sobre todo, con estudios que dedicaron a determinar los daños antropogénicos y naturales, y actualizaron información acerca del comportamiento del acuífero, el mapa geológico y la vegetación terrestre.
La rehabilitación de dunas costeras en Jardines del Rey avanzó este 2022 en el inventario de la flora del ecosistema dunar, la identificación de debilidades y fortalezas, y de las especies exóticas invasoras en playa Las Coloradas.
A ello se agregan, según el máster Levis Valdés González, director del CIBA, la consolidación de las acciones relacionadas con los proyectos de colaboración internacional, y el tránsito a categorías investigativas superiores, con el fin de mantener la condición de Entidad de Ciencia e Innovación, en busca de la excelencia del potencial científico de la entidad y la contribución al desarrollo socioeconómico local mediante la integración con los actores económicos del municipio.