La Mariana de Majagua cumple 100 años y los preparativos para la fiesta se hacen visibles, los patios están barridos, las plantas ornamentales están alegres y los mangos dispuestos a formar parte del coctel.
Cuando el primero de mayo de 1923 llegó al mundo la pequeña de piel oscura, en su entorno era desconocida la madre de los Maceo, pero el consultado santoral al tener en cuenta el último día de abril y el iniciador del quinto mes del año, conllevó a que se optara ponerle por nombre: Mariana Felipa Catalina.
Y fue precisamente Mariana el que más se arraigó entre los miembros de la familia que tuvo sus orígenes en zona de Cristales, al noreste del poblado de Majagua, mediante la unión matrimonial e Benito Palacio Borroto, procedente de Pinar del Rio, y Estelvina Baró Gómez, oriunda de Matanzas.
Cuando Mariana solo tenía siete años, fue decisión de la familia trasladarse a las colonias del antiguo central Algodones y asentarse definitivamente en la conocida como Batey Quemado. Allí vivió momentos tan agradables como conocer al villaclareño Jesús López Gómez, que vino a hacer zafra en la antigua provincia de Camagüey y con quien estuvo casada durante 55 años, y tan tormentosos como fue el fallecimiento de su progenitora.
El luctuoso acontecimiento la obligó a sumir la crianza de nueve hermanos, entre ellos el mártir de Playa Girón Inocente Antonio Palacio Baró, más los cuatro hijos que ya tenía. Mariana sembró arroz, sacó yuca y boniatos, aprendió las primeras letras, se preparó como bordadora y costurera. No olvida que a su único hijo varón por falta de una partera en la zona, ella misma tuvo que cortarle el cordón umbilical.
El traslado para el poblado de Majagua en la década de los 80 le dio la posibilidad a esta activa mujer iniciar su vida laborar, primero como escogedora de tabaco y posteriormente en la fábrica de conservas de la localidad, actualmente disfruta de su jubilación junto a una de sus hijas, nietos y otros familiares, con la satisfacción de haber vencido cinco intervenciones quirúrgicas y también la Covid-19.
Los caramelos, los bombones y las raspaduras aparecen como sus golosinas preferidas y entre los sueños de quien este 1 de mayo arribará los 100 años de vida, está visitar el sitio en el que fuera víctima de la metralla enemiga su querido hermano e hijo de crianza Inocente Antonio.