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Vilma Espín pintó la vida de otro color

Una cubana que era un encanto siguió a su amado a la Sierra y de ella volvió vencedora para continuar haciendo Revolución.

En su corazón llevaba la tersura de una flor e hizo suyo el dolor de los sufridos. Con estirpe mambisa sacrificó su futuro personal para consagrarlo al de la mayoría.

Tal vez Vilma Espín Guillois pudo ser bailarina o cantante, como prometía su singular voz en la interpretación de aquella canción que reclamó su amado, pero prefirió teñir la vida de otro color.

En su natal Santiago de Cuba, junto a Frank País organiza el movimiento revolucionario. Varios asaltantes al Cuartel Moncada encontraron resguardo en su hogar.

Después de la liberación de los moncadistas, viajó a México donde contactó con Fidel y recibió órdenes para el alzamiento del 30 de noviembre.

Guerrillera del II Frente y eficaz coordinadora del movimiento clandestino de Oriente se creció ante las duras condiciones de la vida en campaña.

Al entrar el enero triunfante, el líder de la revolución le encarga aunar a todas las mujeres en una organización y dedica muchas jornadas a la tarea. Nace así el 23 de agosto, la Federación de Mujeres Cubanas.

Su dedicación y aporte a la FMC le consumían la mayor parte del tiempo, en pos de afianzar los derechos de las féminas, aunque siempre tuvo un espacio para la familia.

Tierna cual mariposa, acurruca entre sus brazos a uno de sus hijos, su delicado canto lo duerme y en el regazo de la amorosa madre descansa.

Con esa misma entrega trabaja cada día por emancipar a las que por tantos años fueron discriminadas.

La vida era corta para sus propósitos, y en efecto, hoy su obra sobrevive en cada federada.

El luto por su partida aquel 18 de junio de 2007, pronto cedió ante la huella de su trabajo paciente; sencillo como la flor silvestre, al alcance de todos los que quisieran acrecentar la herencia.

Hoy en su cumpleaños 93; el grato recuerdo de Vilma Lucila Espín Guillois inspira a millones de cubanas a seguir amando, a continuar el largo camino de la emancipación femenina, a ocupar profesiones vedadas en un tiempo y demostrar que sin sonrisa de mujer no hay gloria completa de hombres.

 

 

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