Por Luis Ernesto Guerra*
Colaborador de Prensa Latina
Las izquierdas de ayer, hoy son los progresismos atrapados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la injerencia yanqui y una social democracia que destila odio a la Revolución Bolivariana de Venezuela.
Los que manifiestan que el imperialismo estadounidense está en franca crisis sistémica y estructural, es un error dialéctico y descontextualizado desde una matriz de análisis antihegemónico y antiimperialista.
La hegemonía estadounidense y sus aliados en la región latinoamericana y del Caribe arremeten con total agresividad, carentes del respeto a la carta fundacional de las Naciones Unidas, al derecho internacional, a la soberanía.
Emergen anclados en ese viejo orden unilateral generador de injusticia e inequidad, que ha producido un ataque demencial contra de las democracias soberanas que ejercen con voz e identidad propia la defensa de sus procesos y proyectos revolucionarios, concomitante la libre autodeterminación de los pueblos.
Los regímenes denominados progresistas, roturados por la democracia emergida en el consenso y establecimiento de Washington, desnudan injerencia en contra de la Revolución Bolivariana de Venezuela, que tuvo un proceso electoral democrático, de conformidad con su Constitución y marco legal.
En la elección presidencial, el ganador fue el presidente en funciones Nicolás Maduro Moros, electo para un tercer período, ratificado en sentencia por el Tribunal Supremo de Justicia como el vencedor de esta lid electoral del 28 de julio.
¿QUÉ SUBYACE EN ESTE TRIUNFO?
Todo un entramado fascista y neofascista de la social democracia y ultraderecha violenta y libertaria continental, sumada la proveniente de esa decadente Europa colonial y neocolonial, denominada progresista.
Es el silencio de la comunidad internacional y una hipócrita alteridad de poder al pretender invisibilizar el derecho soberano de un pueblo como el venezolano, que mantiene vivo el legado del general Bolívar, de abrazar el antiimperialismo y una revolución construida desde la base comunitaria.
Venezuela se ha bañado durante 25 años de un proyecto político que viene construyendo justicia social con el pleno ejercicio de derechos fundamentales y humanos, que ha sido atacado sistemáticamente por la ultraderecha en el país con comanditos denominados guarimbas 2.0 , financiadas con el dinero que le pertenece al pueblo, el cual ama la vida y la paz en abundancia.
UN BREVE RECORRIDO POR LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
Con el triunfo del presidente Hugo Chávez Frías en 1998, comienza la operación imperialista en contra de Venezuela y un pueblo que sufragó por la siembra de la justicia social, de la revitalización, revalorización y recuperación del morral de la batalla de las ideas dejado por Simón Bolívar.
A partir del 2002 han venido agitando todo un entramado de fascismo y neofascismo, orquestado por los laboratorios de inteligencia y tanques de pensamiento del imperialismo estadounidense, que constantemente refuncionaliza su ataque a las revoluciones cubana, nicaragüense y ahora la bolivariana, que se ha convertido en el corazón y columna vertebral de los proyectos de emancipación en Nuestramérica.
Se han implementado todas las formas de guerra cognitiva, híbrida, no convencional multidimensional prolongada y sus diferentes variantes habidas y por haber, con el único objetivo de apropiarse de los recursos naturales y energéticos, que los tiene en abundancia la República Bolivariana de Venezuela y de transgredir que el sujeto pueblo o poder popular abrace la justicia social.
En 2002 se generó el golpe de Estado contra del presidente Hugo Chávez Frías, que se denominó paro petrolero; se tenía que torpedear la aprobación de leyes habilitantes para el impulso de política pública en beneficio del pueblo, otrora convertido en fetiche y maquinaria electoral para elegir a los operadores en el Palacio de Miraflores del imperialismo y capitalismo salvaje, que ha mutado al digital.
Esto, sumada la perversidad de la inteligencia artificial y de las redes sociales deshumanizantes, alienantes y generadoras de irreversibles procesos de aculturación, porque atrapa las emociones de las personas.
Entonces esas leyes iban removiendo la escombrera del otrora bloque hegemónico y oligárquico de poder, que la Asamblea Constituyente aprobó la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, antihegemónica y antiimperialista.
El pueblo convertido en poder desde el Palacio de Miraflores inicia un ciclo de crecimiento económico e impulso de la soberanía energética, para nada veían con buenos ojos que comience a cambiar el rostro de inequidad e injusticia que imperó en Venezuela.
Ergo, había que detener y boicotear esos logros y empieza la operación de infiltración de mercenarios colombianos, entrenados e incubados en las bases militares yanquis.
En el ajedrez geopolítico la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Comando Sur convirtieron a Venezuela en una amenaza inusual extraordinaria para los intereses imperialistas, las corporaciones y transnacionales, acostumbradas a extraer riqueza en base al mantenimiento de la lucha de clases y la concentración de riqueza en pocas manos.
Brasil y Colombia se han erigido en árbitros, donde nadie los ha nombrado. Hablan de democracia, pero la del establecimiento estadounidense, agitan a esa decadente OEAlmagro, entrampada en golpes de Estado.
El líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, le dijo alguna vez el “ministerio de las colonias”, además, zoocriadero de golpes de Estado, por mencionar el cometido en Honduras en 2009 en contra del expresidente Manuel Zelaya, ahora agita un golpe de Estado en contra de presidenta Xiomara Castro, por defender la soberanía del país.
Por enumerar otros, el abortado golpe e intento de magnicidio en contra del expresidente Rafael Correa Delgado el 30 de septiembre del 2010, del expresidente de Bolivia Evo Morales Ayma en noviembre del 2019.
ESTADOS UNIDOS, PREOCUPADO
Cómo le duele a Washington que Venezuela no responde a ese sometimiento, sumisión y subordinación porque es una democracia soberana, antihegemónica y antiimperialista, que tiene identidad, soberanía, saberes, que es la expresión de la comuna, donde comienza el ejercicio del poder popular y que en unión cívico-militar tiene una Revolución, el socialismo bolivariano, que le pertenece al pueblo venezolano y también es latinoamericano y del Caribe.
En ese escenario apareció el comandante Daniel Ortega Saavedra, presidente de la República de Nicaragua, sandinista hasta la médula, quien mantiene vigente y vivo el legado de Sandino que siempre dijo: “Patria Libre o morir”.
La subversión política e ideológica como estrategia política del gobierno federal estadounidense contra Venezuela no es nueva. Ha estado en diferentes momentos históricos matizados de acciones violentas.
No nos cansaremos de mencionar al general Simón Bolívar cuando manifestó que: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miseria a nombre de la Libertad”.
Estados Unidos no deja de apostarle al golpe de Estado, a la caída de la Revolución Bolivariana por el efecto dominó generando una euforia triunfalista entre las organizaciones contrarrevolucionarias y el engendro de los comanditos, financiados y orquestados por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
Convocan a actos violentos que el gobierno bolivariano y algunos analistas políticos lo han denominado guarimbas 2.0, que fracasaron y que pasaron desapercibidos por un pueblo que lo único que quiere es disfrutar el derecho de vivir en paz.
LA USAID YANQUI
“La historia de la Usaid se remonta al Plan Marshall. El presidente John F. Kennedy transformó el Proyecto de Ley de Asistencia Exterior en ley, a través de un decreto creó Usaid”. Su división para América Latina es la encargada de dirigir y controlar las acciones de injerencia, a través de una red de oenegés.
Las diferentes administraciones del gobierno federal estadounidense han priorizado como métodos de lucha contra la Revolución Bolivariana el recrudecimiento del bloqueo económico, medidas coercitivas unilaterales (MCU), sanciones y órdenes ejecutivas.
El presidente Barack Obama, además, consideró a la República Bolivariana de Venezuela como una amenaza inusual extraordinaria; Donald Trump recrudeció las sanciones, al igual que Joe Biden.
INSTRUMENTOS DE SUBVERSIÓN POLÍTICA E IDEOLÓGICA
La subversión política e ideológica es uno de los principales instrumentos que utiliza el gobierno federal de Estados Unidos como la guerra no convencional en contra de Venezuela.
Cuando hablamos de subversión nos referimos a la ejecución de un sinnúmero de acciones encaminadas a fomentar que algo deje de marchar con normalidad, a desviarla de sus propósitos y objetivos, a promover desorden, violencia de calle salpicada de acciones terroristas con el objeto de dividir al pueblo, confrontarlo, desarrollándola en el ámbito de la política y la ideología.
Han creado un clima que altera la normalidad en la vida diaria de Venezuela como las guarimbas y comanditos que responden a esas lógicas y dialécticas del imperialismo estadounidense a través de una ultraderecha que jamás ha reconocido el triunfo electoral del PSUV, hoy aliado estratégicamente con el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar.
Las guarimbas y comanditos se han querido erigir en las/os abanderados de la indisciplina social, de la protesta sistemática con violencia de calle y acciones terroristas, que provocaron víctimas mortales, destrucción de la propiedad social, violación de la Constitución y marco legal, y sabotaje a las instalaciones de servicios básicos como son: energía eléctrica, agua potable y transporte, entre otros.
Es importante mencionar que el ejército del Comando Sur se mantiene en permanente acecho y vigilancia. El objetivo es la toma del poder mediante un golpe de Estado, para desmontar el sistema sociopolítico, económico, sociocultural, de la Revolución Bolivariana.
Las acciones de la subversión política-ideológica como arma de la política estadounidense, apoyada por sus aliados de la Unión Europea y unos regímenes latinoamericanos contados con los dedos de la mano, de matriz ideológica enclavada en la derecha y ultraderecha libertaria, no han dejado de invocar democracia y libertad desde la subordinación y sometimiento al hegemón a punto de colapso, convertido en gendarme de la humanidad.
Han acudido además, a través de un complejo sistema de propaganda mediática y comunicacional, articulada con los dueños de la redes sociales y la enorme telaraña de la dictadura del bigdata y algoritmo, con narrativas que diseminan odio, xenofobia, discriminación y otros procedimientos de carácter económico, político, migratorio, a fin de crear un sentimiento opositor en determinados sectores de la población, a partir de un proceso de desideologización y despolitización.
Concomitante estimular la organización de una oposición contrarrevolucionaria interna de un matiz fascista y neofascista, para convertirse en una fuerza hegemónica, que pueda tomar el poder con el auspicio y apoyo estadounidense y el renacimiento de ultraderechas presentes en regímenes tutelados por Estados Unidos.
Los ideólogos del imperialismo han conceptualizado a su forma y manera la llamada sociedad civil manipulando mediante la subversión política e ideológica y evidenciando como sus componentes la libertad y la democracia.
La subversión política e ideológica actualmente se diseña en estructuras gubernamentales dependientes del gobierno federal estadounidense cuyas directrices y mensajes se formulan a través de centros de subversión político-ideológica, compuestos por instituciones, universidades, fundaciones, un gran enracimado onegenista diversificado en sus acciones, tanques pensantes, centros de estudios, entre otros, financiados por medio de instituciones no gubernamentales que aparentan estar realizando una labor filantrópica, cuando en realidad son los canales de financiamiento y orientación de los servicios especiales de Estados Unidos, principalmente la CIA.
Gene Sharp, el ideólogo de la subversión político-ideológica, escribió el libro De la dictadura a la democracia, en el cual promueve el uso de la resistencia civil no violenta para impulsar cambios radicales en la política de un país.
Elaboró un manual que contiene 198 acciones y estrategias de desestabilización social, política y económica, e incluye huelgas, manifestaciones de la calle, el uso de las redes sociales para construir un movimiento y el desconocimiento de un gobierno, como es el caso específico del gobierno bolivariano del presidente Nicolás Maduro Moros.
Una oposición violenta subvierte la soberanía de Venezuela e invoca la intervención estadounidense como lo ha venido haciendo la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en la que subyace todo un andamiaje y estructura violenta y mercenaria, que ha rayado en acciones terroristas y violencia criminal, con el fatal desenlace de cerca de tres decenas de víctimas mortales.
Estados Unidos convertido en gendarme de la humanidad, vuelve a recrudecer medidas coercitivas; se llevó de República Dominicana el avión presidencial, lo que significa una vulneración del derecho internacional, y sigue implementando guerra no convencional multidimensional, con la injerencia y enracimado de regímenes latinoamericanos que responden al manual y acciones injerencistas y de subversión política e ideológica.
A Estados Unidos le interesa el petróleo, el gas, el oro, el litio, el coltán, la ubicación geoestratégica. Este asedio e injerencia imperialista afilan sus puntas de lanza y agitan a regímenes latinoamericanos, convertidos en patios traseros que cumplen a rajatabla las agendas y manuales estadounidenses.
Venezuela Bolivariana tiene un poder comunal y la unión cívico-militar, y sabrá detener todas las acciones subversivas del imperialismo yanqui.