De fiesta permaneció Ciego de Ávila este fin de semana con la celebración del Día de los Niños en parques, plazas, instalaciones pioneriles, centros de recreación y hasta en plena calle de urbes o intrincados parajes.

Testigo de esa alegría lo fue la inauguración del salón de juguetería en la galería Raúl Martínez, de Ciego de Ávila, donde los más chicos dieron rienda suelta a la imaginación, mientras dio la posibilidad a los mayores de despertar al niño que todos llevamos dentro.

Cada rincón avileño arde hoy con las sonrisas de los que saben querer y cualquiera de los espacios dispuestos en Modo Verano resulta pequeño para las opciones y los gozos de nuestros infantes y familiares, pues a fin de cuentas el tercer domingo de julio es una de esas fechas que vale la pena celebrar en familia.

Se cumplen hoy cincuenta años de la institución oficial de esta fecha. Al líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, debemos este día.

Como buen orador propuso a los pioneros que participaban en la apertura del campamento internacional Volodia, del Parque Lenin, en el año 1974, promover una fecha para el agasajo infantil donde expresó: Entonces, como regalo a los maestros y como regalo a los padres, los pioneros vamos a proponer que el “Día del Niño” —igual que es el de las madres, el de los padres—, en vez de ponerlo en una fecha fija, sea el tercer domingo de cada mes de julio.

Desde entonces, muchísimas razones tienen para el regocijo los «pinos nuevos»: ser parte de un pueblo que los cuida más que a las niñas de sus ojos, que trabaja sin descanso para dar a todos iguales y cada vez mejores posibilidades de una vida plena, y que defiende su derecho a una participación real en el proyecto social.

Esa niñez feliz, preparada, que sabe lo que quiere y cómo defender lo que tiene, recompensa los tantos desvelos de quienes hicieron su mejor obra al edificar la Patria nueva, porque las niñas y los niños avileños están a la altura de la confianza que la Revolución ha depositado en sus manos.