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Reportes científicos sobre reptil en Cayo Coco

Investigaciones sobre el chipojo azul (Anolis equestris cyaneus), subespecie endémica restringida fundamentalmente a las áreas de la Reserva Ecológica Centro y Oeste de Cayo Coco, permiten ampliar y actualizar los conocimientos científicos para un mejor manejo y la conservación de ese reptil.

En declaraciones exclusivas para la Agencia Cubana de Noticias, el Máster en Ciencias Daylon Fundora Caballero, jefe del Departamento de Recursos Naturales, Ecosistemas Priorizados y Cambio Climático, en la Subdelegación de Medio Ambiente de la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, aludió a resultados que indican variaciones en el uso de los recursos estructurales del entorno.

Las indagaciones que realiza junto a especialistas y técnicos de esa área protegida avileña, arrojan nuevos reportes de dieta y talla, además de aportar descripciones detalladas de los patrones de coloración y existir pretensiones de estudiar la ecología reproductiva de ese animal.

Controles efectuados por los trabajadores del Proyecto de Conservación de Reptiles de la Reserva Ecológica Centro y Oeste de Cayo Coco, subordinados a la Empresa Provincial de Flora y Fauna, posibilitan determinar la densidad del chipojo azul por formaciones vegetales y su distribución en la cayería norte avileña, información de gran valor para establecer el estatus de la categoría de amenaza.

Esto equivale a precisar si se encuentra en una de las categorías fuertes de peligro de extinción (Vulnerable, En Peligro o En Peligro Crítico), que hasta la fecha no se ha definido porque no existen resultados científicos que indiquen el estado de la población de ese animal, de manera que esta es otra de las novedades de la actual investigación.

Fundora Caballero, biólogo especializado en la rama de la herpetología y también investigador auxiliar del Centro de Ingeniería Ambiental y Biodiversidad de Ciego de Ávila, particularizó que el Anolis equestris cyaneus es una de las ocho subespecies de Anolis equestris reconocidas en el Archipiélago Sabana-Camagüey y la menos estudiada, lo que acentúa la relevancia de las actuales investigaciones.

En relación con la escasa literatura científica sobre ese animal, se determinan variaciones en cuanto a la dieta de sus siete semejantes pues, además de alimentarse de insectos, por su tamaño se convierte en depredador de otros animales vertebrados que le sirven como sustento nutricional.

A partir de la toma de los datos de morfometría establecidos para los reptiles (largo y ancho de la cabeza y la cola, y longitud hocico-cloaca) se estableció un nuevo reporte de tamaño, que supera el referido por los biólogos Orlando H. Garrido y Alberto R. Estrada, en la única descripción general existente sobre esa especie, información que data del año 2001.

El trabajo con los patrones de coloración indica semejanzas con las caracterizaciones anteriores: tiene la subespecie dos prototipos de tonalidades, azul-cenizo y marrón o carmelita, aunque en la generalidad de los individuos predomina el primero, por lo que constituye una de las tres subespecies de ese color registradas en el Archipiélago Sabana-Camagüey, pero en este caso el azul es más cianeo y de ahí proviene el apelativo científico.

Vistoso por su imagen, este reptil es básicamente azul, con bandas amarillas aspeadas alrededor del vientre y los costados del cuerpo, además de poseer franjas circulares —pueden ser entre seis y ocho— alrededor de la cola y en forma de anillos, y fajas de color amarillo intenso que inician casi en el borde de los ojos y se extienden por ambos lados del animal, enfatizó el investigador.

Añadió que el pliegue gular, en el caso de los machos, posee tonalidades entre blanco y rosado pálido.

Las diferencias en cuanto al uso estructural del entorno se deben a que antes solo se observó en bosques, sin embargo, los más recientes estudios revelan avistamientos de este reptil en casi todas las formaciones vegetales, incluso en flora secundaria, asociada a la infraestructura hotelera del destino turístico Jardines del Rey, de manera que no es un animal esquivo y se adapta a la antropización.

Especialistas y técnicos de Empresa Provincial de Flora y Fauna valoraron que al estar localizado, fundamentalmente, en un área protegida con estricta categoría de manejo (Reserva Ecológica), existen mayores garantías para la conservación.

(Autor: Román Romero López)

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