Cuba recuerda hoy la fundación del Partido Revolucionario Cubano (PRC), por el Héroe Nacional, José Martí en 1982, con el objetivo de lograr la independencia absoluta de la nación caribeña y auxiliar la de Puerto Rico.
Su constitución, durante la denominada etapa de Tregua Fecunda, respondió a la necesidad de crear un órgano para la dirección de la venidera Guerra Necesaria contra el colonialismo español.
En sus bases, la organización política se planteó como fin organizar la lucha no con el fin de precipitar la guerra, ni lanzar al país a un movimiento mal dispuesto, sino ordenar la guerra generosa y breve, que asegure en la paz y el trabajo la felicidad de todos los habitantes de la isla.
El Partido se concibió como una agrupación pluriclasista y político-militar, superior a las de etapas anteriores pues aseguró un mando único para la preparación de la lucha armada. Con su conducción, la guerra de 1895 consiguió la anhelada unidad de las fuerzas, aunque no logró la total independencia de Cuba por la intervención de Estados Unidos en 1898.
En opinión de especialistas, con la muerte del Apóstol en 1895, el PRC perdió el carácter democrático y abandonó sus principales objetivos.
De acuerdo con el Gobierno de la isla, los preceptos de unidad de aquella organización mantienen su vigencia en el actual Partido Comunista de Cuba, considerado un continuador de los principios martianos.
La creación del PRC fue la máxima expresión del genio político de José Martí y demostró su capacidad para aunar al pueblo y dirigirlo hacia el logro de sus más altos propósitos.