Era un secreto a voces, pero solo faltaba el cuándo: este 21 de julio a menos de un mes de la Convención Nacional Demócrata en Chicago el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cedió a la presión y renunció a su reelección en 2024.
Existe un antecedente, en 1968 también ocurrió los mismo con el Presidente 36, Lyndon B. Johnson. Pasados 56 años de aquel episodio en la historia nacional, Biden, el Presidente 46, se hace a un lado.
Respaldará la candidatura de su vicepresidenta Kamala Harris, de quien dijo hace pocos días que estaba perfectamente calificada para ser presidenta.
La gota que colmó la copa fue el pobre desempeño de Biden el pasado 27 de junio durante el debate presidencial con su rival republicano, Donald Trump, tras el cual no pudo revertir críticas ni un sentimiento que se hizo más fuerte, lo percibían demasiado frágil para enfrentar a su oponente, pese que lo desafió y venció en los comicios de 2020.
George Clooney, famoso actor y productor de Hollywood, un megadonante de la campaña demócrata, publicó un artículo en el diario The New York Times en el que afirmó: “Me encanta Joe Biden. Pero necesitamos un nuevo candidato”.
En su reflexión en el influyente rotativo estadounidense, el también director de cine señaló que “la única batalla que no puede ganar es la lucha contra el tiempo”.
“Ninguno de nosotros puede. Es devastador decirlo -comentó- pero el Joe Biden con el que estuve hace tres semanas en la recaudación de fondos no era el (…) Biden de 2010. Ni siquiera era el Joe Biden de 2020. Era el mismo hombre que vimos en el debate (en la sede de la CNN en Atlanta)”.
Según Clooney los demócratas estaban “tan aterrorizados ante la perspectiva de un segundo mandato de Trump que hemos decidido ignorar todas las señales de advertencia”.
El artículo del actor fue citado en infinidad de medios de prensa y quizás fue un elemento importante en la ola que comenzó a subir a la que no pudo escapar el mandatario.
DÍAS ANTES
En una carta a demócratas del Congreso en la primera quincena de julio, Biden escribió que después de los festivos por el Día de la Independencia, quería dejar claro que por encima de especulaciones seguía comprometido con la carrera electoral.
“Quiero que sepan -subrayó- que a pesar de todas las especulaciones en la prensa y en otros lugares, estoy firmemente comprometido a permanecer en esta carrera, a llevarla hasta el final y vencer a Donald Trump”, apuntó.
“He tenido extensas conversaciones con los líderes del partido, funcionarios electos, miembros de base y, lo más importante, votantes demócratas durante estos últimos 10 días”, enfatizó Biden en la misiva citada en la prensa.
A su vez comentó que había escuchado “las preocupaciones de la gente: sus temores (…) de buena fe sobre lo que está en juego en esta elección. No estoy ciego a ellos”.
“Créanme, conozco mejor que nadie la responsabilidad y la carga que conlleva el candidato de nuestro partido”, acotó el actual titular del cargo, quien destacó que “tuvimos un proceso de nominación demócrata y los votantes han hablado clara y decisivamente”.
“Recibí más de 14 millones de votos, el 87 por ciento de los emitidos durante todo el proceso de nominación. Tengo casi tres mil 900 delegados, lo que me convierte en el presunto candidato de nuestro partido por un amplio margen”, puntualizó.
Pero en realidad, notó la publicación Common Dreams, Biden no enfrentó ningún desafío importante durante el proceso de primarias demócratas de este año.
Sin embargo, sí enfrentó en varios estados que los votantes marcaron la casilla “no comprometido”, para expresar indignación por el apoyo de su Gobierno a la guerra de Israel en la Franja de Gaza. Las protestas contra el papel cómplice en el genocidio de la población palestina han perseguido a Biden por todo el país.
Hace poco, en el braceo por salvar su candidatura del naufragio, Biden dio una entrevista a George Stephanopoulos de ABC News, que no logró remontar los números y sí añadió más dudas acerca de la viabilidad de continuar en la carrera.
Al mismo tiempo calificaba de “élites” a los que le pedían su salida de la contienda. “Me siento tan frustrado por las élites (…) , las élites del partido”, subrayó en declaraciones a un programa de MSNBC.
Durante la conversación solo de audio, Biden rechazó la descripción que hicieran de que es “presunto candidato demócrata”. “Soy más que un presunto, voy a ser el candidato demócrata”, recalcó.
Todo esto siguió a un fin de semana de viajes de campaña y la Cumbre de la OTAN en Washington del 9 al 12 de julio, donde dio una conferencia de prensa en solitario.
BAJO PRESIÓN, EL FIN
“Y aunque mi intención ha sido buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire y me centre únicamente en cumplir con mis obligaciones como presidente durante el resto de mi mandato”, escribió Biden, quien se recupera de la Covid-19 en su residencia en Delaware, en una carta que publicó este 21 de julio en la red social X.
Añadió que hablará a la Nación para ofrecer más detalles sobre su decisión y en otro mensaje en la propia plataforma de Internet brindó su “pleno apoyo y respaldo” a Harris como candidata del Partido Demócrata.
“Mi primera decisión como candidato del partido en 2020 fue elegir a Kamala Harris como mi vicepresidenta”, afirmó.
“Y ha sido la mejor decisión que he tomado -reiteró-. Hoy quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año. Demócratas, es hora de unirnos y vencer a Trump. Hagámoslo”.
Al menos 35 demócratas del Congreso pidieron públicamente la salida de Biden de la contienda en las últimas jornadas. Entre los miembros del Capitolio que llamaron a capítulo al presidente están el senador Sherrod Brown y los representantes Adam Schiff y Jamie Raskin.
También el líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, y el expresidente Barack Obama, al parecer expresaron su preocupación de que el camino de Biden hacia la victoria se había estrechado.
El líder de la minoría demócrata de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, se reunió con Biden en la Casa Blanca, así como la expresidenta de ese órgano del legislativo le planteó en privado que con las encuestas que mostraba no le ganaría a Trump.
A esa presión creciente se unió además la mayoría de los principales medios de prensa de Estados Unidos.
Algunos informes alertaban que la campaña de Biden esperaba recaudar sólo 25 por ciento del dinero de los donantes que originalmente había proyectado recoger en julio.
Harris, cuya imagen ya estaban potenciando los propios medios hace varias jornadas, emitió un comunicado tras la noticia en el que confesó sentirse “honrada de contar con el respaldo del presidente y mi intención es ganar esta nominación”.
“Durante el año pasado, viajé por todo el país, hablando con los estadounidenses sobre esta elección trascendental”, acotó la vicepresidenta, quien se comprometió a hacer “todo lo que esté a mi alcance para unir al Partido Demócrata —y unir a nuestra nación— para derrotar a Donald Trump y su agenda extrema del Proyecto 2025”.
“Tenemos 107 días hasta el día de las elecciones. Juntos lucharemos y juntos ganaremos”, concluyó.
Trump aceptó la nominación de su partido el pasado 18 de julio en el discurso de clausura de la Convención Nacional Republicana. A juicio suyo Biden es el “peor presidente con diferencia en la historia de nuestro país” y en cuanto a Harris consideró que si fuera su oponente la vencería más fácil.
La dupla republicana está completa. El elegido de Trump para la vicepresidencia es el senador por Ohio JD Vance. Ambos aguardarán ahora porque se recomponga el binomio demócrata.
Biden terminará el mandato en enero de 2025 y con esto una vida política de más de medio siglo.
El 28 de junio, después del debate presidencial con Trump, un titular del diario The New York Times sugirió: ‘Biden debía salir de la carrera presidencial por el bien de la democracia estadounidense’.
Días después, en el mismo periódico, sentenció Clooney: “No vamos a ganar en noviembre con este presidente. Además, no ganaremos la Cámara de Representantes y perderemos el Senado”.