Ha sido crucial la batalla para la salida por las centrifugas de los dulces granos en el central Ciro Redondo, el más moderno de Cuba y único moledor hoy en el territorio avileño.
Trascendentales también las acciones para estabilizar la molienda por estar paralizada la industria un tiempo prolongado, debido a inversiones e inestabilidad en el intercambio de los procesos fabriles con la aledaña bioeléctrica devenida corazón energético del nombrado Coloso del Centro.
Por cierto, no fue tan azucarada la nombrada zafra chica al cierre de diciembre pasado, comportándose al 45 por ciento (%), y el plan total de producción para la campaña no rebasaba el 50 % hasta el 20 de enero.
Incidieron en el tiempo perdido industrial las malas operaciones, principalmente por parte del personal de menos experiencia, ante un elevado nivel de automatización del equipamiento que exige cada día más preparación de los operadores.
Repercutieron en los resultados por debajo de lo previsto las roturas del basculador, lo cual demandó modificaciones para evitar que la materia prima continuara resbalando en la estera alimentadora.
Trascendió también el procesamiento de elevados volúmenes de cañas quedadas y requedadas (con excesos de tallos secos) en los campos, por no haberse cortado en campañas anteriores.
A pesar de que más del 80 % del volumen de las gramíneas con menos contenido de sacarosa, ha pasado por los molinos, y las que están en cosecha disponen del control administrativo para disminuir las materias extrañas y las pérdidas, el ritmo del abastecimiento de la materia prima no es el gran problema en la actualidad.
Ha afectado el compromiso de la norma operacional al 70 %, el bajo rendimiento industrial y el menor aprovechamiento de lo previsto del rendimiento potencial cañero.
Otros granos amargos devienen las cañas botadas en guardarrayas, caminos, cruceros ferroviarios, carreteras, calles y encima de los carros jaulas luego del descargue en la industria.
Desdicha esta para la economía y oportunidad para quienes transformaron los trozos derrochados en alimento animal o meladura casera para saborizar los comestibles, mientras esperaban el endulzante natural destinado a la exportación y una parte de ello a la población de forma normada por la libreta de abastecimientos.
Esta batalla económica, inscripta como Zafra de la Victoria Avileña, requiere de mayor atención integral a los inagotables y principales recursos, sus hombres y mujeres, con inquietudes pendientes de solución o implementación.
Entre las preocupaciones de los obreros están el correcto desarrollo de chequeos de emulación y las jornadas prolongadas de los choferes de camiones del tiro directo al basculador sin ingerir alimentos en espera del reinicio del proceso fabril a causa de roturas.
Para el epicentro agroazucarero en que se ha convertido el municipio avileño de Ciro Redondo, los aires de la etapa óptima de la zafra, en febrero y marzo, debieran traerle mejoras salariales, más ofertas y menores precios en los quioscos, mantener estabilidad en el abastecimiento a los comedores obreros y otros dividendos que le cambien el sabor agridulce a la zafra.