Enojado por su disparado precio está el aceite vegetal. Menos enfadada se encuentra la cocina al asomarse la papa a la canasta básica. Ahora es grata la compañía en la mesa de un puré o de una fritada con cordura porque no admiten excesos estos tiempos.
Algunas libras de ese alimento normado por la libreta de abastecimiento son minúsculas frente a la demanda. La cosecha recién comienza, pero las ofertas no compensarán las necesidades de la población por los tropiezos de las siembras.
La baja disponibilidad de indispensables recursos, las lluvias y otras causas que, atrasaron la preparación de las tierras, limitaron la colocación de las semillas de papa a algo más de 850 hectáreas, el 95 % del área planificada en Ciego de Ávila.
Durante la campaña de frío, entre septiembre de 2023 y febrero de 2024, se plantaron las simientes de viandas, hortalizas, granos y frutales, en más de 25 mil 900 hectáreas, al 101 % de cumplimiento del plan total.
Sin embargo, por los vericuetos de dicha campaña varias aristas revelan de que menos semillas o posturas fueron a los surcos en el caso de la malanga, la yuca, el tomate, la guayaba y la piña.
Y cuando uno profundiza también encuentra alicientes tales como la entrega de tierras ociosas o mal explotadas a empresas para el desarrollo de sus programas agroalimentarios, y las perspectivas de crecimiento en la actual campaña de siembra de primavera.
No obstante, algo vuelve a brotar entre siembras y cosechas en el territorio avileño: De los 95 indicadores de producción y servicios captados para la evaluación económica provincial, 26 de los que se incumplieron al cierre de 2023, están relacionados con la producción y transformación de alimentos.
De hecho, papear o comer no solo papas, es hoy muy complicado.