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The actress Miriam Muñoz Benítez. Photo: taken from artes escénicas

No concibo la felicidad fuera de las tablas

Miriam Muñoz Benítez fue recientemente distinguida con el Premio Nacional de Teatro 2025

Firme, batalladora, de carácter inquieto, orgullosa de su capacidad de trabajo y muy segura de sí misma, a pesar de su pequeña talla, son algunos de los rasgos que definen a Miriam Muñoz Benítez, distinguida recientemente con el Premio Nacional de Teatro 2025.

En una breve pausa de su tiempo de ensayo Granma accedió a algunas impresiones de esta mujer de gran estatura artística. Pese a su relativa modestia, no cabe en sí de satisfacción.

«Me siento muy contenta y agradecida de la decisión de tan prestigioso jurado, aunque en realidad no esperaba el premio. Confieso que me emocionó sobre todo la reacción de muchas personas de los más diversos lugares del país».

«La mayoría expresa su simpatía con una breve expresión: ¡Ñoo!, ya era hora.

–¿Cuánto le debe este reconocimiento a Teatro Icarón, al que le ha dedicado tanto esfuerzo y talento?

–Icarón resume mi trabajo de los últimos 25 años, pero en esta distinción está mi paso por el grupo teatral El Mirón Cubano, Papalote; el aporte de todos los directores que me han conducido y, por supuesto, de quienes han sido fieles al amor por las tablas.

–¿Es Edith acaso el personaje por el cual más le prodigan elogios?

–Edith, con texto y dirección del también actor Gilberto Subiaurt, me trajo la consagración como actriz, y Las penas que a mí me matan, de Albio Paz, me lanzó a los premios nacionales, pero desde hace muchos años me distinguen por mi condición de maestra, algo que llevo con mucho orgullo.

«Otro empeño que resulta muy inspirador es darle continuidad al teatro dramático de mi ciudad, cuyo propósito es que, precisamente, los jóvenes valoren la importancia de estar en escena, un detalle que me parece sagrado».

–¿Cuál es la clave en su trabajo como actriz y creadora?

–Se resume en la enseñanza de mis primeros maestros, como Albio Paz, René Fernández, Armando Crespo, Rolando Estévez…, en fin, es lograr la persistencia. Soy muy obstinada en la escena, necesito sentirme bien y creer en todo lo que hago.

–¿Qué representa en su vida la ciudad de Matanzas?

–Me ha dado mucho de lo que soy, y cuando la vida duele, sigo el consejo de mi amiga Carilda: me voy a la calle del Medio y me compro una ilusión».

–Más allá del Premio, ¿cómo mira su obra, retrospectivamente?

–Aunque por momentos me siento cansada, lo cierto es que no ha sido poco lo logrado. Soy una mujer dispuesta siempre a afrontar cualquier circunstancia, que supo llevar una carrera paralela a la crianza de cinco hijos, cuatro nietos y varios bisnietos. No han sido pocos los desafíos.

A pesar de las alabanzas por el Premio recibido, «no concibo la felicidad fuera de las tablas». (Autor: )

 

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