Cuando un hombre trasciende su tiempo de vida es porque dejó una obra válida, no sólo para sus contemporáneos  sino, además,  para el futuro de la humanidad y en ese grupo se inserta Fidel.

Y con sólo mencionar su nombre se sabe que se trata del Líder de la Revolución Cubana, aquél que con su inteligencia natural trazó la lucha estudiantil, la clandestinidad en las ciudades y sin conocer de marinería, ejecutó la entrada de yate Granma y con este hecho, trajo a la isla el ejército que le otorgó la libertad.

Tampoco cursó academia militar alguna, sin embargo supo diseñar esa especie de guerrilla en distintos frentes para guiarlos a converger en el punto elevado del triunfo del Ejército Rebelde, en 1959.

Avizoró con exactitud temas complejos de la geopolítica, el cambio climático, la correlación de fuerzas y el destino de la humanidad. 

Sin dudas Fidel Castro Ruz queda en la historia como un hombre excepcional, amado por su pueblo y el de otras naciones y respetado por sus enemigos, por más que quisieran aplastar sus ideas.

Con su sabiduría hizo de la pequeña nación caribeña, un baluarte de la ciencia, la educación, el deporte y las artes y elevó la dignidad del cubano a la cima más alta de la humanidad.

Querido y jamás olvidado, hoy hay una celebración especial en el 97 aniversario de su nacimiento, lo cual ratifica la trascendencia de Fidel en el tiempo.

Él es  para siempre el Comandante en Jefe, el máximo líder de la Revolución Cubana y un  paladín de las causas justas, de ahí que  cada 13 de agosto  sea día de homenaje, celebración y sobre todo,  compromiso de continuar su obra.