La juventud tiene la creatividad, la capacidad y el potencial necesarios para desencadenar cambios en su realidad, la de sus comunidades y la del resto del mundo.

El Día Internacional de la Juventud se celebra anualmente el 12 de agosto, desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas suscribió, en 1999, la recomendación aprobada por la Conferencia Mundial de Ministros responsables de la juventud.

Esta fecha reconoce la necesidad urgente de involucrar a los jóvenes en la promoción de la paz y los posiciona como socios importantes en los esfuerzos globales por erradicar la pobreza y la desigualdad.

Más cerca, en nuestro “chispazo de tierra en el mar” también se festeja y se suscribe a este mismo pensar. Existen organizaciones y programas que tienen como representantes a la juventud cubana y que se comprometen a acompañarles en la renovación de distintos ámbitos sociales.

A pesar de ello, falta mucho por hacer, sobre todo con la juventud de 18 a 30 que no forman parte de las organizaciones, se encuentra en situación de desempleo, trabaja de manera informal, los que tienen bajo nivel de escolaridad o los que viven con escasos recursos. Jóvenes que en entornos complejos con las herramientas adecuadas pueden ser protagonistas.

La sugerencia es crear espacios pensados para brindarles posibilidades, apoyar las actividades sociales y económicas de su interés, promover la colaboración, y darles reconocimiento y visibilidad.

Lo anterior concuerda con el tema seleccionado este año para el Día internacional de la Juventud, “Celebrando las maneras en que los jóvenes lideran como agentes de cambio para los objetivos mundiales”, un eslogan que se centra en destacar la creatividad, el ingenio y la resiliencia de esa generación cuando se trata de volver su pedazo de mundo un lugar mejor.