Los caminos de la energía limpia y su futuro transitan por diversas variantes cuya eficacia podría conducir a un mundo mejor para los seres humanos y las generaciones futuras.
Comencemos por el sol. Cada hora que pasa, el Astro Rey emite energía suficiente para satisfacer las necesidades del orbe durante un año entero, de ahí que la luz solar, captada y transformada en electricidad mediante paneles fotovoltaicos, tiene un sinfín de aplicaciones como calefacción, iluminación e incluso refrigeración de sistemas.
Otro elemento de relevancia es el viento; las enormes palas de las turbinas eólicas captan su fuerza y ese movimiento genera energía que a su vez es convertida en electricidad. El aerogenerador más grande del mundo se encuentra en Hawái, resulta más alto que un edificio de 20 pisos y sus aspas tienen la envergadura de un campo de fútbol.
Los ríos también forman parte de esos recursos; al vaciarse el agua almacenada en las presas mueve las turbinas a gran velocidad y luego ocurre un proceso similar a la energía eólica. Esta fuente energética data del año 200 a.n.e , hace más de dos mil años, incluso algunas poblaciones de China y de Medio Oriente utilizaban molinos para bombear agua de manera cotidiana.
Por demás, existe el hidrogenio. La combustión del hidrógeno es empleada para mover vehículos como las naves espaciales, y liberar vapor de agua en lugar de gases contaminantes.
La energía nuclear también se suma a las posibilidades de las fuentes renovables; puede utilizar hidrógeno, el elemento más simple y abundante del universo pero que no existe de forma aislada en nuestro planeta. Por lo tanto, debe producirse a partir de algas y bacterias, o extraerse de la gasolina, del gas natural o del agua, para poder emplearlo como combustible.
Otra variante es el calor de la Tierra. La energía geotérmica se produce en centrales que captan el calor de la superficie o en el interior del orbe y lo transforman en electricidad. Su empleo data de hace miles de años, como las fuentes de agua caliente utilizadas en el Paleolítico para cocinar y, más reciente, los romanos para bañarse.
Los océanos también generan energía térmica y mecánica. La térmica se basa en sistemas que utilizan la diferencia de temperatura entre las aguas profundas (más frías) y las superficiales (más cálidas) del océano para mover un motor y producir electricidad. En tanto, la mecánica se consigue a partir del movimiento de las mareas y de las olas.
Las olas de Nazaré no solo sirven para surfear sino constituyó el primer parque del mundo para la producción de electricidad. Se inauguró en Póvoa de Varzim, Portugal.
Así llegamos a la materia orgánica que puede ser 100 por ciento limpia, pues el dióxido de carbono (CO2) producido por la combustión de las plantas se compensa mediante la absorción de la cantidad equivalente de este compuesto por parte de las propias plantas durante la fotosíntesis.
Por último, en esta lista tenemos la energía de biomasa con diferentes formas de generación eléctrica, desde la combustión de la materia orgánica procedente de animales y plantas hasta la captura de los gases producidos por su descomposición.
LIMPIAS, RENOVABLES, MÁS ECONÓMICAS
La energía hidroeléctrica es la fuente limpia y renovable que cuenta con mayor capacidad instalada a nivel mundial. A finales de 2021, según datos de la Agencia Internacional de las Energías Renovables, la capacidad mundial de generación renovable ascendió a tres mil 64 gigawatts (GW).
Entre las ventajas los expertos mencionan la nula emisión de gases de efecto invernadero y otros contaminantes que contribuyen al cambio climático, ayudan a disminuir enfermedades relacionadas con la contaminación, y su huella ambiental es significativamente menor frente al carbón, el petróleo y el gas natural.
Se caracterizan por no utilizar combustibles fósiles -como sucede con las energías convencionales-, sino recursos capaces de renovarse ilimitadamente. Su impacto ambiental es de menor magnitud, pues ni emplean recursos finitos ni generan contaminantes, en cambio, las fuentes tradicionales requieren grandes esfuerzos, tiempo y maquinaria pesada costosa.
En resumen, son más limpias, económicas y fáciles de producir que cualquier combustible fósil.
DATOS DE INTERÉS
Las principales fuentes de energía limpia (hidroeléctrica, solar, eólica, de biomasa y geotérmica) generaron el 38 por ciento de la electricidad mundial en 2021, y de este modo superaron la producción del carbón, que anotó un 36,5 por ciento.
Sin embargo, pese a registrar un aumento récord del nueve por ciento -el crecimiento anual más veloz desde 1985-, la mayor parte de la electricidad global procede de fuentes no renovables. Por ejemplo, en 2021 la demanda de electricidad creció 5,4 por ciento, el mayor aumento desde 2010.
De este modo, aunque la energía eólica y solar se duplicó desde la firma del Acuerdo de París en 2015, la electricidad limpia no se implementa con la suficiente rapidez para mantenerse al día con el alza de la demanda mundial, la mayor parte de la cual se encontró una vez más con los combustibles fósiles.
Solo la generación a carbón representó el 59 por ciento del aumento total de las peticiones globales. Esto, argumentan los investigadores, muestra cuán lejos está la transición de la electricidad.
En solo un año, el carbón aumentó 23 por ciento con respecto a los niveles de 2020, mientras la electricidad generada por aerogeneradores experimentó un alza del 14 por ciento.
Una investigación del grupo de reflexión Ember que utiliza conocimientos basados en datos para impulsar el mundo hacia la electricidad limpia, refiere que por primera vez los paneles solares y las turbinas eólicas generaron más del 10 por ciento de las solicitudes eléctricas del mundo, así como experimentaron un promedio de crecimiento compuesto del 20 por ciento por año.
Los investigadores de Ember argumentan que para cumplir con la ruta de 1,5 grados celsius para 2030, será necesario mantener esas tasas de crecimiento durante la década actual.
CAMBIOS Y RETRASOS PAÍSES
Como curiosidad, el 98,4 por ciento de la energía de Noruega proviene de fuentes renovables, siendo el mayor productor de energía limpia, seguido de Brasil con 84,1 y Nueva Zelanda con 80 por ciento.
Los informes señalan que 50 países cruzaron la marca del 10 por ciento de energía eólica y solar, y siete nuevos países lo lograron solo en 2021, siendo ejemplos sobresalientes China, Japón, Mongolia, Vietnam, Argentina, Hungría y El Salvador.
Mientras, Países Bajos, Australia y Vietnam marcaron el cambio más rápido a la energía eólica y solar con registros superiores al ocho por ciento de su demanda total de electricidad de combustibles fósiles. Solo Vietnam experimentó un crecimiento sin precedentes en energía solar, más del 300 por ciento en un solo año.
Otro caso significativo es China, que pese a contribuir con el mayor avance en capacidad de energía solar y eólica en los últimos años, fue el único en crecer ostensiblemente en la producción de energía nuclear, pero también marcó un récord en la demanda el carbón por quinto año consecutivo en 2021.
India también es grande en combustibles fósiles: resulta el segundo generador de energía de carbón más grande del mundo y depende de esta fuente para cubrir el 74 por ciento de su demanda total de electricidad.
Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), estas fueron las fuentes más baratas del mundo en 2020, y en un reciente informe reveló que el costo de la energía eólica y solar disminuye constantemente.
En su informe WorldEnergy Outlook 2020, la Agencia Internacional de Energía (IEA) confirmó que los esquemas de energía solar ahora ofrecen la electricidad más barata de la historia y predijo que para 2050 la generación de energía renovable seguirá creciendo, con la producción de la solar disparándose y convirtiéndose en la principal fuente del mundo.