Entre los múltiples proyectos que genera la Universidad Máximo Gómez Báez, de Ciego de Ávila está el denominado «Rescate de frutas escasas y en peligro de extinción en Cuba», excelente e imprescindible propósito que no sólo encaja en la soberanía alimentaria, sino además, en la tradición nutricional del país.
Por su clima tropical, la isla tiene las condiciones necesarias para cultivar muchos tipos de frutos, deliciosos y codiciados en todos los mercados del mundo.
Sucede que en los últimos años se han perdido muchas de estas frutas y ya es difícil adquirir guanábanas, anones, mameyes, chirimoyas, naranjas, nísperos, cerezas, caimitos, tamarindos, marañones, ciruelas, granadas…, entre otras.
Muchos niños cubanos ni siquiera conocen algunos de estos frutos, porque nunca los han podido ver y degustar.
Las fértiles tierras avileñas son ideales para cultivar las mencionadas variedades, muchas de ellas son árboles que no requieren de muchos tratamientos de fertilizantes y plaguicidas.
Estos frutales pueden crecer y producir cosechas en los campos, en solares y en patios, y si disponen de atención agro científica, entonces su producción de frutas será más prolífera.
También es válido incrementar la siembra de las frutas que más se pueden consumir en la actualidad, como mango, guayaba, piña, plátano, melón y fruta bomba.
El proyecto «Rescate de frutas escasas y en peligro de extinción en Cuba», de la universidad avileña, dice tener “muy bien definidos sus objetivos en ponerle voluntad y ciencia, seguros de tener altos niveles de rendimiento y se recogerán buenos frutos”.