Pensar en la especie de animal terrestre existente con mayor altura, hace dudar a cualquier mortal cuando se asegura que las jirafitas forman parte de la rica biodiversidad de flora y fauna del Área Protegida de Recursos Manejados Sierra de la Cañada, en Isla de la Juventud.
Pues sí, en el centro-oeste del territorio a unos 26 kilómetros de Nueva Gerona aparece, entre otras especies de su género, una variedad singular de orquídea: la Jirafita (Orchis Prostechea Boothiana), que se distingue entre la flora del lugar por sus particulares manchas muy similares a las del mamífero artiodáctilo, de la familia Giraffidae, propio de África.
La presencia en este paraje pinero no la hace exclusiva del lugar, su adaptabilidad a diferentes niveles de humedad relativa e intensidad luminosa posibilita la amplia distribución de esta planta epífita, por las Antillas, México, La Florida y Centroamérica, donde crece habitualmente en bosques costeros por debajo de los 200 metros de altitud.
El libro Las Orquídeas de Cuba revela en sus páginas que la Jirafita es una de las 130 especies de orquídeas endémicas de Cuba, y figura entre las más de 300 registradas hasta ahora en este archipiélago.
Juan A. Llamacho y Julio A. Larramendi, autores del texto, refieren que a este ejemplar lo singularizan sus seudobulbos en forma de disco, florece en los meses de junio a noviembre y en una inflorescencia puede albergar de tres a 15 flores, en dependencia de la salud de la planta.
Aunque crece prácticamente en la mayoría de las formaciones vegetales cubanas, en Sierra de la Cañada sorprende su abundante presencia en perfecta simbiosis con palmas de manacas y fuertemente abrazadas a imponentes árboles centenarios.
Con variaciones en la policromía de sus labelos, desde el amarillo con manchas color café hasta verde salpicadas de pardo oscuro, las exclusivas flores de la Jirafita exhalan un aroma a vainilla y a chocolate, que potencia sus interacciones ecológicas con los agentes polinizadores del entorno.
Si bien en la nación caribeña las orquídeas son objeto de estudios especializados para evitar la pérdida de las variedades en peligro de extinción y acceder al descubrimiento de nuevas especies, acerca de las que existen en tierra pinera poco se ha dicho y escrito.
Aunque no está considerada entre las más bellas orquídeas que florecen en los predios cubanos, es admirada por quienes tienen el privilegio de contemplar su extraña apariencia y complicada filigrana, al estilo de los mamíferos más altos del mundo.
Tanto ella como sus congéneres del territorio, merecen un guiño de la ciencia, porque sí, en Sierra de la Cañada crecen Jirafitas.