El Comandante en Jefe Fidel Castro consideró siempre apocalípticos el estallido de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki y por ello nunca segó en su empeño de luchar por la paz mundial.

El seis y el nueve de agosto de 1945, bombarderos norteamericanos lanzaron sobre Hiroshima y Nagasaki los primeros y los únicos explosivos atómicos con uso militar no experimental.

En pocos segundos ambas ciudades japonesas quedaron devastadas. El genocidio fue instantáneo y de ello, Estados Unidos nunca se ha retractado.

Se estima que durante el primer ataque murieron aproximadamente ciento cincuenta mil habitantes de Hiroshima. Con los años las muertes aumentaron. Lo mismo ocurrió en Nagasaki.

Las justificaciones por el uso del arma atómica en aquella ocasión fueron muchas: venganza, demostración de fuerza y disuasión. Lo cierto es que, a Harry Truman, presidente de Estados Unidos por aquel entonces, solo le interesó demostrar el poderío creciente de Norteamérica.

Al Comandante en Jefe Fidel Castro, ambos actos siempre les parecieron apocalípticos. Por ello nunca segó en su empeño por el logro de la paz mundial y en una de sus reflexiones conminaba: “La paz ha sido el sueño dorado de la humanidad y anhelo de los pueblos en cada momento de la historia. […] Luchar por la paz es el deber más sagrado de todos los seres humanos, cualesquiera que sean sus religiones o país de nacimiento, el color de su piel, su edad adulta o su juventud”.

El máximo líder de la Revolución Cubana luchó infatigablemente por el desarme, en contra del desarrollo de la carrera armamentista y alertaba incluso, sobre el peligro del arma nuclear para la subsistencia humana.

En el año 2003, durante una visita a Japón, Fidel llegó hasta la ciudad de Hiroshima y allí, en el libro del Memorial de la Paz, dónde se perpetúa el recuerdo del holocausto atómico, escribió: “Que jamás vuelva a ocurrir semejante barbarie”.

En la actualidad, cuando las prácticas nucleares, el uso del uranio empobrecido, el despliegue del escudo antimisil, entre otros temas belicistas, conducen a cuestionar si la humanidad tendrá un futuro feliz recordemos la incesante batalla del Caguairán por el logro de un mundo mejor para todos y unámonos con todas las fuerzas en esta batalla por la vida.