Considerado uno de los intelectuales más importantes de Cuba y de Hispanoamérica, a José Lezama Lima se le recuerda hoy en el aniversario de su fallecimiento por ser el autor de una de las obras cimeras de la lengua española.
Su novela «Paradiso» (1966), la única que publicó en vida, está incluída en un listado de las 100 mejores del siglo XX en ese idioma, mientras, otro reconocido escritor, Severo Sarduy, lo llamó neobarroco americano.
La literatura lezamiana se caracteriza por un gran lirismo y el uso de metáforas, alusiones y alegorías, asentada sobre un sistema poético que desarrolló el autor en varios ensayos, como «Analecta del reloj» (1953), «La expresión americana» (1957), «Tratados en La Habana» (1958) o «La cantidad hechizada» (1970).
Fue hijo de un coronel de artillería e ingeniero del ejército cubano, y el deceso de su padre en 1919 a causa de una gripe, marcó el carácter y la vocación del escritor.
(…) Lloramos todos, pero aquella imagen patriarcal nos dio una unidad suprema e instaló en mamá la idea de que mi destino era contar la historia de la familia, narró en una ocasión Lezama Lima (1910-1976).
El año 1937 fue significativo para este poeta, novelista, cuentista, ensayista y pensador estético cubano al publicar su primer poema de repercusión, «Muerte de Narciso»; no menos trascendental fue 1938 al graduarse de abogado.
Durante la segunda mitad de la década del 30 Lezama Lima fundó tres revistas, pero sin duda, Orígenes, dirigida por él y José Rodríguez Feo, fue una de las publicaciones culturales más importantes de Cuba en esa etapa.
Por esa época conoció a los poetas Gastón Baquero, Eliseo Diego y Cintio Vitier, quienes más tarde integraron el Grupo Orígenes junto a otros artistas e intelectuales, entre ellos, Fina García Marruz, Virgilio Piñera y René Portocarrero.
La década de 1950 fue igualmente productiva para el escritor, pues publicó los primeros capítulos de su novela «Paradiso», que no terminó hasta casi 20 años después.
En 1961 actuó como jurado del Premio Casa de las Américas, en la categoría de poesía, volviendo a participar en otras dos ediciones (1965 y 1967).
Desde el año 2000 la Casa de las Américas otorga un premio honorífico en la categoría de poesía con su nombre.