Autoridades y especialistas del Ministerio del Interior y de la Asociación Marítima de Cuba ofrecieron hoy pruebas y testimonios irrefutables que niegan ser las Tropas Guardafronteras (TGF) las responsables de la colisión entre una unidad suya de superficie y una lancha procedente de Estados Unidos, incidente en el cual perdieron la vida siete personas.
Ello ocurrió el pasado 28 de octubre, durante un intento de salida ilegal del país por la costa norte de Bahía Honda, Artemisa, y tras una minuciosa investigación por peritos de la Dirección General de Investigación Criminal del Minint y del Departamento de Seguridad Marítima del Ministerio de Transporte, se demostraron las diversas violaciones por los autores del referido hecho, que desde Miami y en las redes sociales ha desencadenado una campaña de tergiversaciones alrededor de su desenlace fatal.
En un programa especial de la televisión las autoridades cubanas esclarecieron este lamentable suceso ocurrido cuando la ancha rápida procedente de Estados Unidos, que violó el mar territorial de Cuba en una operación de tráfico de personas, se hundió al colisionar con una unidad de superficie de TPF, durante su identificación.
El Coronel Víctor Álvarez Valle, segundo jefe del Órgano Especializado de la referida dirección, y el Teniente Coronel Liván Rodríguez Hernández, en su condición de peritos, expusieron las principales agravantes que van desde las modificaciones a esa embarcación de paseo, al agregársele un segundo motor, hasta el intentar navegar con 26 personas aun cuando su capacidad es solo para seis.
La Comisión Investigadora pudo comprobar que la unidad de superficie de las Tropas Guardafronteras cumplió lo establecido para casos de salidas ilegales, de mantener cierta distancia de la embarcación en cuestión, pero las adversas condiciones técnicas en que se hallaba el medio naval accidentado por el exceso de peso, la rotura de uno de sus dos motores que condujeron a la pérdida de su control y la mala maniobra de su piloto, además de llevar a que colisionara provocaron se virara en medio de la oscuridad y de un mar embravecido.
En el propio programa especial peritos con más de 50 años de experiencia en accidentes marítimos como Jesús Pérez Gardó y Juan Manuel Hernández, del Departamento de Seguridad para la Navegación de la Asociación Marítima de Cuba, abundaron en las violaciones de Derecho Internacional cometidas y la falta de seguridad para las personas que viajaban en la lancha estadounidense pues no llevaban puesto chalecos o salvavidas, ni tampoco se contaba con extintores.
La televisión mostró los testimonios de algunos de los sobrevivientes, quienes elogiaron las acciones de búsqueda y salvamento hacia ellos pese a las manipulaciones y tergiversaciones en algunos medios, y también las declaraciones de uno de los implicados directos de esta salida ilegal, detenido para ser procesado por los Tribunales.
Se trata de Luis Manuel Borges Álvarez, quien junto a Héctor Meizoso Fabelo, este último en Estados Unidos, habían sido sancionados en Cuba por tráfico de personas, aunque también se evidenció que ambos forman parte de una red de traficantes que cobran altas sumas de dinero, por sacar de Cuba a ciudadanos a riesgo de sus vidas.
En reiteradas ocasiones Cuba ha denunciado la ocurrencia de estos lamentables sucesos, como consecuencia de la política hostil e irresponsable del gobierno de los Estados Unidos contra la mayor de las Antillas en materia migratoria, que estimula la realización de operaciones de tráfico de personas, organizadas por elementos inescrupulosos residentes en dicho país, a la vez que obstaculiza la emigración segura, ordenada y regular.