Cuando comenzaron los trabajos de rehabilitación de un inmueble en 82 entre 9 y 11, municipio Playa, para convertirlo en la sede de Ideas Multimedios, institución mediática que agrupa a Cubadebate, la Mesa Redonda y otros espacios informativos, una de las novedades del proyecto fue la instalación de un parque fotovoltaico en la azotea del edificio.
Con 60 paneles de 380 W instalados por la Empresa Industria Electrónica Comandante Camilo Cienfuegos, el parque genera entre 120 y 140 kWh diarios, una parte importante del consumo eléctrico de la institución.
Se proyecta también instalar un segundo parque fotovoltaico, que elevaría la generación diaria a 280 kWh, y un sistema de baterías, con lo que la demanda de la institución quedaría cubierta día y noche.
El director general de la Comandante Camilo Cienfuegos, Edel Gómez, destacó que el parque fotovoltaico de Ideas Multimedios marca un hito en el país, porque es la primera institución mediática cubana que “logra trabajar con energía renovable”.
Ideas Multimedios, que busca abordar la producción periodística y la creación de contenidos audiovisuales y publicitarios de una manera innovadora y sostenible, puede ser otro referente en el aprovechamiento y gestión de las fuentes de energía renovable para paliar los efectos de la contingencia energética nacional.
El ingeniero y director de Política y Estrategia Energética del Ministerio de Energía y Minas, Ramsés Montes Calzadilla, afirmó que la tecnología de la energía solar fotovoltaica es la más barata para generar electricidad hoy en día.
Montes Calzadilla explicó que el coste de la generación de electricidad de un sistema fotovoltaico es de entre 40 y 50 dólares por MWh.
“Cuando lo comparamos con las fuentes fósiles, depende del tipo de combustible. En el caso del diésel, la tonelada es muy cara, más de 1 000 dólares, y puede ser que el coste de generación de electricidad sea más de 300 dólares el MWh, es decir, cinco veces más caro que empleando un sistema fotovoltaico”, dijo.
Aunque las tecnologías de generación que emplean combustibles fósiles superan aún en eficiencia a los sistemas fotovoltaicos (con alrededor de un 20% frente a un 30 o 35% de una termoeléctrica, por ejemplo), “estamos hablando de una energía renovable, cuya fuente es el sol, que siempre está ahí. La otra es una energía con combustible fósil que tiene un precio y afecta el medioambiente por su quema”, señaló Montes Calzadilla.
El directivo del Minem dijo que muchos lobbies, sobre todo fósiles, históricamente le han buscado desventajas a las nuevas tecnologías basadas en energías renovables, incluidos los vehículos eléctricos o la acumulación en baterías.
Según el experto, la primera gran ventaja de la energía solar fotovoltaica es su seguridad. “La seguridad energética es un concepto que se maneja en el mundo. Su indicador más importante es la combinación de energía eólica y energía solar fotovoltaica instaladas”.
Montes Calzadilla comentó que series estadísticas cubanas, realizadas desde que se instaló el primer parque fotovoltaico hasta la fecha, “nos enseñan que el día que menos se generó electricidad fue de un 60% de lo habitual, y es un valor alto, que da seguridad, porque siempre va a haber disponibilidad”, ya que Cuba cuenta con una radiación solar homogénea en todo su territorio.
Una desventaja que algunos han señalado es la variabilidad, porque la nubosidad puede cubrir los sistemas fotovoltaicos, que van de su potencia nominal a cero en segundos.
“Es algo que han utilizado para decir que es insegura —manifestó Montes Calzadilla—, porque no se puede controlar, no es como una termoeléctrica, donde se puede aumentar o disminuir la carga.
“Sin embargo, los sistemas eléctricos se pueden preparar para gestionar esa variación. Hay tecnologías de acumulación, como las baterías de iones de litio. Viene una nube, pero la batería contrarresta ese efecto. Cuando el panel llega a cero, la batería saca esa energía y el sistema no tiene afectación. Se logra controlar. Es por eso que se habla en el mundo de los sistemas eléctricos ciento por ciento renovables”.
El director de Política y Estrategia Energética del Minem mencionó otros beneficios de los parques fotovoltaicos, como la rapidez de instalación (que puede durar meses, mientras que en el caso de una termoeléctrica serían años); que los sistemas de paneles solares pueden ser colocados prácticamente en cualquier lugar, por ejemplo, el techo de una casa o negocio, y que es, sobre todo, una energía limpia, que no contamina el medioambiente ni agrava los efectos de la crisis climática global.
Aseguró que se ha comprobado que existen suficientes reservas de minerales en diferentes lugares del mundo que garantizan la transición energética y el desarrollo de esta tecnología, y que hay empresas desarrollando esquemas para reciclar y aprovechar los paneles que llegan al final de su vida útil (más de 20 años).
En Cuba, hay instalados unos 260 MW en parques fotovoltaicos, que cubren actualmente el 2% de la generación eléctrica anual. La generación total con fuentes renovables es de cerca del 5% (se espera que aumente al 29% en 2030).
Según Montes Calzadilla, una de las reservas con respecto a las energías renovables es el área de suelo que necesitarían para su desarrollo. “La respuesta es que no habría afectaciones a otro sector”, porque la superficie que requeriría la instalación de parques fotovoltaicos es muy pequeña, aseguró.
El directivo del Minem reconoció que hay muchas barreras que impiden que avancemos más rápido en esta tecnología.
“La primera es financiera: no contar con el dinero necesario para hacer las inversiones debido a la situación económica, con el recrudecimiento del bloqueo, los efectos de la pandemia y la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. Son inversiones que requieren divisas, y el país no cuenta con divisas para este tipo de inversiones”.
Además, algunos créditos para desarrollar proyectos de energía renovable no se han pagado a tiempo, hay deudas y se han cancelado los suministros de esos proyectos, añadió. “El país está buscando variantes para repagar o recontratar la deuda y avanzar en esas inversiones”.
En otros casos, una compañía o un inversionista extranjero hacen un contrato de compraventa de electricidad con la Unión Eléctrica en moneda dura y se encargan de construir el parque fotovoltaico.
“El problema es que para hacer la inversión, esas compañías a veces no tienen financiamiento y deben pedir crédito a algún banco extranjero. Cuando ven que la inversión es para Cuba, que tiene un riesgo grande, que está en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, es muy difícil que el banco otorgue el financiamiento”, explicó el director de Política y Estrategia Energética del Minem.
Sin embargo, a pesar de esas dificultades, “no se han dejado de hacer cosas, aunque no a la velocidad necesaria”.
Montes Calzadilla refirió que se están manejando algunos negocios de energía renovable con inversión extranjera en el entorno de los 1 000 MW para iniciar su ejecución a partir de 2024.
En cuanto a las limitaciones para el desarrollo de la energía solar fotovoltaica en los sectores residencial y no residencial, dijo que “desde el punto de vista de los consumidores, también hay muchas barreras. Aquí tenemos un problema que es el subsidio de la tarifa eléctrica, que limita el desarrollo de la energía renovable.
“En el sector residencial, la tarifa es escalonada: a medida que aumenta el consumo, aumenta el precio del kWh, para que en los altos consumidores disminuya el subsidio, y si quieres consumir más, tienes que pagarlo sin subsidios.
“Una familia que consuma 200 kWh paga 158 pesos. Desde el punto de vista de si le es factible hacer una inversión en energía solar fotovoltaica, te das cuenta de que con un dólar en el mercado informal paga la electricidad de un mes. El mejor precio de 1 kWh de energía solar fotovoltaica, que son tres o cuatro paneles con una pequeña batería, puede llegar a 1 000 dólares. Si hoy usted cambia 1 000 dólares en el mercado informal, va a tener 200 000 pesos. Con eso puede pagar la luz, voy a poner un número ridículo, 100 años. No le es factible importar un sistema fotovoltaico.
“Ese efecto se va perdiendo en los altos consumidores (que son pocos, 2 o 3% de ese sector); sin embargo, cuando quieren hacer una inversión en energía renovable para ahorrarse los miles de pesos de la tarifa, pueden demorarse más de 10 años en recuperarla”.
El sector no residencial (una mipyme o un cuentapropista, por ejemplo) tiene una tarifa lineal, como la empresa estatal socialista, en el entorno de los tres pesos por kWh, precisó Montes Calzadilla.
“Durante el ordenamiento, se sacaron los costos en divisas de la Unión Eléctrica y se multiplicó por 24, y de ahí salió la tarifa. Sabemos que después la tasa de cambio con que operan las mipymes y los cuentapropistas no es a 24, tampoco 120, es la informal. La electricidad se les ha ido subsidiando, porque venden productos con una tasa de cambio de más de 200. Si tienen la divisa para instalar paneles fotovoltaicos es la misma lógica, lo que más resultados les da es cambiarlo y pagar la electricidad de muchos años. Es decir, no hay un incentivo económico para invertir en energía renovable”.
Sin embargo —señaló—, “a las empresas estatales socialistas, que tienen una tasa de cambio para divisas de 1×24, les sale más barato invertir en energía renovable y sí lo recuperan. No obstante, a varias empresas se les ha ido autorizando pasar a la tasa de 1×120, que es como si le subsidiaran la tarifa de electricidad cinco veces”.
El directivo del Minem afirmó que otro incentivo para utilizar sistemas fotovoltaicos sería su utilidad para evitar apagones, “pero vemos que lo que más ha proliferado son las plantas eléctricas, que cuestan menos de 1 000 dólares el kWh. Con el combustible pasa lo mismo que con la electricidad: el precio en servicentros fue formado a una tasa de cambio de 1×24”.
Según Montes Calzadilla, “es una barrera que hemos identificado y estamos transformando, pero sabemos lo que implica. No se nos ocurre decir que hay que cambiar la tarifa en el sector residencial, en los bajos consumidores, donde más limitaciones hay desde el punto de vista de ingresos de la familia, para que inviertan en energía renovable. Pero sí hay un sector muy alto consumidor que puede dar la señal de pasar a las energías renovables, igual que las mipymes, los cuentapropistas y las empresas estatales socialistas”.
Destacó que la energía solar fotovoltaica es descentralizada. “Tenemos algo muy bueno en el Decreto Ley 345, Del desarrollo de las fuentes renovables y el uso eficiente de la energía: los actores económicos y las personas naturales pueden instalar sistemas de energía renovable para autoconsumo y dejar de consumir del sistema. Siempre que tengan un excedente, lo pueden comercializar a la Unión Eléctrica, que les paga una tarifa. En los próximos días debe ser publicada una resolución del Ministerio de Finanzas y Precios duplicando esa tarifa”.
Sin embargo, el sistema eléctrico cubano y la comercialización de la electricidad son centralizados.
“Como la energía solar fotovoltaica es descentralizada, tener un sistema de comercialización de energía centralizado puede ser un freno al desarrollo de la energía renovable”, consideró el director de Política y Estrategia Energética del Minem y añadió que pudieran analizarse nuevos esquemas de negocios más descentralizados desde el punto de vista de la comercialización de la electricidad.
“Puede ser muy interesante, por ejemplo, que un hotel haga directamente un contrato de compraventa de electricidad renovable (con sistemas fotovoltaicos) con un inversionista extranjero, y que no sea a través de la Unión Eléctrica.
“Es muy bueno porque, primero, el inversionista va a tener una garantía de pago, ya que su cliente provee un servicio que genera divisas o exporta; por ejemplo, BioCubaFarma o el níquel. Y la empresa que consume no tiene que hacer la inversión completa, paga la electricidad por plazos a una tarifa que puede, incluso, por medio de las tasas de cambio, salirle más económica que si paga a la Unión Eléctrica en moneda nacional.
“Es algo que funciona en el mundo. Puedes hacerlo hasta con actores económicos, como una mipyme, y otras entidades en Cuba, no solo la Unión Eléctrica. Firman un contrato y le venden la energía a la UNE o directamente a un consumidor”.
Sin embargo, en este esquema no incluyó al sector residencial, “porque tiene una tarifa subsidiada por el Estado. El servicio se lo brinda la Unión Eléctrica”.
Para el directivo del Minem, en el resto de la economía pudiera flexibilizarse la comercialización de electricidad para promover el desarrollo de los sistemas fotovoltaicos y la carga de vehículos eléctricos.
Montes Calzadilla comentó que “se ha manejado hasta la idea de subsidiar los sistemas fotovoltaicos. Es algo interesante que han hecho otros países. Por ejemplo, en vez de vender el sistema en 1 000 dólares el kWh, se vende en 200 dólares, y a medida que más personas lo instalen, hay más ahorro de combustible para el país. Eso paga el subsidio”.
Según el funcionario, estos sistemas no se venden en moneda nacional, porque “es muy difícil cambiarla a dólar después, pues es tecnología que hay que importar”.
Informó que, como parte del marco regulatorio de las energías renovables, será publicado un nuevo paquete que incluirá cuestiones como que el precio sea el mínimo posible para la población; quitar aranceles a quienes importen (sea inversión extranjera o actores económicos) y los impuestos de utilidad sobre los primeros ocho años, y aumentar el precio del excedente.
Se está analizando, además, un nuevo paquete de incentivos, relacionado con nuevos esquemas de negocio y la descentralización, siempre manteniendo el sistema eléctrico de las redes con la UNE y la facturación del sector residencial.
“Porque la energía renovable es descentralizada, cualquiera puede ser productor. Hay que utilizar eso para estimular que se acometan más proyectos de este tipo”, dijo.