Un producto de primera necesidad y básico en la alimentación de todos los cubanos, como el pan, no escapa del impacto del bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, evidenciado en las dificultades para adquirir harina de trigo y piezas de repuesto.
Tal cual han señalado los principales dirigentes del país, la escasez de divisas con las cuales comprar materias primas, alimentos, equipos e insumos, y el no acceso a créditos bancarios por temor a sanciones estadounidenses, siguen latentes, a lo cual se une el incremento de los precios internacionales debido a la crisis mundial y a conflictos bélicos.
Por ejemplo, para garantizar la estabilidad en la producción de harina y los consumos tradicionales en un mes hay que comprar tres barcos de trigo que cuestan unos 35 millones de dólares, según Emerio González Lorenzo, presidente del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria.
Desde mediados de 2022 el país enfrenta una situación muy crítica en el aseguramiento de esa materia prima y en los primeros seis meses de este año el asunto se ha agudizado, lo cual repercute también en el aumento del precio del pan que no solo se oferta en panaderías sino por Mipymes y trabajadores por cuenta propia, que han logrado un nivel de importación.
En la Mesa Redonda Informativa del martes el directivo precisó que en lo que va del 2023 sólo han logrado comprar cuatro barcos de trigo, un rublo afectado en el mundo y que ha subido considerablemente el precio.
“Ese aumento en los costos también tiene un impacto en la disponibilidad en los mercados; además de ser un producto muy afectado en las operaciones de compra por el bloqueo», explicó González Lorenzo en presencia de Manuel Santiago Sobrino Martínez, ministro de la Industria Alimentaria.
«Hemos logrado contratar harina en países del área y en muchas ocasiones navieras que radican allí no aceptan venir a Cuba, y tenemos que buscar barcos de otros orígenes, mandarlos a esos lugares y ello lógicamente tiene un costo”, puntualizó el directivo.
Por ejemplo, el buque que arribó recientemente a Cienfuegos estuvo más de 60 días para cargar en el puerto de origen, y eso tiene costo adicional en las operaciones.
Otra muestra de las vicisitudes que a diario enfrenta la mayor de Las Antillas es que si luego de 25 días llegó a Santiago de Cuba un barco con la esperada materia prima, e intentaron arrancar ese mismo día el molino, sus trabajadores no lo lograron y todavía no se ha podido estabilizar la producción de harina de trigo.
La zona más afectada es el oriente del país son Las Tunas, Granma, Guantánamo y Santiago de Cuba, precisó la fuente.
El gobierno cubano no renuncia a mantener la producción de pan y a partir de la situación se tomaron varias acciones como la búsqueda de harina y trigo en regiones cercanas, en aras de acortar el tiempo de arribo.
Según González Lorenzo, para los próximos meses hay dos barcos de harina de trigo contratados, “no un volumen grande, pero está pronosticado también el arribo de dos barcos de trigo. Con eso está garantizando julio y para agosto estamos trabajando en la contratación”.
Asimismo, reconoció que en esta etapa no le han podido entregar harina a la Cadena Cubana del Pan, en tanto varios actores económicos que han importado un nivel de ese producto han participado en el encadenamiento productivo con las empresas, lo cual también está dando resultados con la industria confitera.
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Mencionó como otro ejemplo de las afectaciones de la guerra económica contra Cuba la situación con las piezas de repuesto.
“Tenemos cuatro molinos, hemos tenido disponibilidad de financiamiento, les hemos pagado a los proveedores de esos aditamentos y los bancos donde ellos trabajan no nos han aceptado el pago, por lo cual hay que buscar otras alternativas, subrayó el presidente del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria.