Al Icaic le ha asistido la vocación de respaldar la creación de nuestros cineastas, cuyos trabajos fílmicos surgieron, en mayoría determinante, durante estos 65 años, en virtud del quehacer benefactor de la institución
Nacido de la Ley No. 169 del Consejo de Ministros del Gobierno de la República de Cuba, a solo tres meses del triunfo de la Revolución, el 24 de marzo de 1959, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), es creación cultural pionera.
Amparada en el espíritu de sustentar un discurso nuevo y renovador, al filmar un cine que fuese arte, y a la vez se encontrase liberado de ataduras mezquinas e inútiles servidumbres, la institución estuvo encaminada a plantear, dramática y contemporáneamente, los grandes conflictos del hombre y la humanidad.
En consonancia con el sueño de Fidel, de la Revolución, y de Alfredo Guevara, posibilitaría la emergencia de un cine de marcado carácter nacional, lejos de los estándares comerciales prevalecientes en la etapa neocolonial.
Gracias a la labor formativa del Icaic, surgió un público cinematográfico inteligente, abierto, instruido y culto, a partir de una política de exhibición de películas procedentes de todas partes del orbe, anclada a la divisa de que diversificar era la única manera de descolonizar la pantalla.
El Icaic constituyó elemento de relieve en la conformación de la política cultural en el primer decenio de la Revolución, y luego, a su vera, acrisolaron sus carreras significativos autores que pusieron a la pequeña Isla en el candelero mundial, a través de obras de ficción y documental, de alto valor artístico.
Comenzaría la pantalla cubana a acaparar titulares en los grandes medios, presencia en los festivales, lauros y otros reconocimientos. El Icaic, sus filmes y sus creadores se convertirían en emblema de la Revolución a escala internacional.
A la obra señera del primer decenio continuaría la no menos importante trayectoria de los años posteriores, mediante títulos que forman parte del patrimonio audiovisual de la nación, de América Latina y del mundo.
Al Icaic le ha asistido la vocación de respaldar la creación de nuestros cineastas, cuyos trabajos fílmicos surgieron, en mayoría determinante, durante estos 65 años, en virtud del quehacer benefactor de la institución.
Aunque la crisis, la incidencia nefasta del bloqueo y la inclusión de Cuba en la espuria lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo lastima, al no poder rodar todo cuanto se quiere y precisa, el Icaic continúa y continuará defendiendo un cine revolucionario, crítico, rompedor de esquemas, inclusivo, de calidad artística, descolonizador y profundamente cubano.