Ciudades y comunidades rurales de Cuba amanecen hoy con un movimiento inusual de personas que asisten a los colegios electorales para elegir a los delegados de sus respectivas circunscripciones.

En un acto supremo de democracia, cada ciudadano tuvo la oportunidad de proponer a la persona que entiende idónea para representarlo ante funcionarios, directivos, organismo y toda entidad de Gobierno en su lugar de residencia.

El delegado es quien se encarga de representar a una colectividad o a una persona o de actuar en su nombre ante cualquier situación de la vida cotidiana.

De ahí que estos elegidos por mayoría se conviertan en servidores públicos que tramitan todas las quejas, insatisfacciones, sugerencias y problemas de sus electores ante los organismos y funcionarios correspondientes.

La tarea del delegado es tan abarcadora como compleja, pero de su responsabilidad al asumirla y el poder de resolución de los planteamientos de sus electores, radica el éxito de su misión.

Quienes salgan electos hoy en cada circunscripción asumen un compromiso con quienes le confían la importante función de ser eslabón esencial entre población y Gobierno.