Cuba rinde tributo hoy en su aniversario 90 al líder estudiantil José Antonio Echeverría, fundador del Directorio Revolucionario y artífice de la unidad de las fuerzas que enfrentaron al dictador Fulgencio Batista.
Echeverría nació el 16 de julio de 1932 en Cárdenas, urbe ubicada a unos 150 kilómetros al este de La Habana. En esta última ciudad ingresó en su universidad para cursar estudios de arquitectura hasta que el golpe de Estado de Batista en 1952 radicalizó su posición revolucionaria.
Se incorporó a las protestas estudiantiles, entre ellas la Marcha de las Antorchas del 28 de enero de 1953, hasta que el 30 de septiembre de 1954 accede al cargo de Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), cargo desde el cual fortalece la lucha y promueve la solidaridad latinoamericana.
Ese espíritu lo llevaría a combatir, junto a un grupo de sus compañeros, la invasión e intento de golpe de Estado en Costa Rica impulsada por el dictador Anastasio Somoza.
Echeverría, quien fue conocido entre sus amigos como Manzanita, denunció hechos de corrupción de la tiranía batistiana como el proyecto Canal Vía Cuba, que pretendía dividir a la isla en dos partes por la Ciénaga de Zapata, así como la farsa electoral de 1954.
En la búsqueda de la necesaria unión entre las fuerzas revolucionarias apoyó a los asaltantes al Cuartel Moncada y al movimiento obrero y fundó en 1956 el Directorio Revolucionario, como brazo armado de la FEU.
Su labor en ese sentido alcanzó un punto máximo cuando se reunió en 1956 con Fidel Castro en México, con quien firmó un documento que declaró hermanados los intereses del movimiento revolucionario y el estudiantado, con el compromiso de unir esfuerzos para derrocar la tiranía y llevar a cabo la Revolución cubana.
La acción cumbre del Directorio Revolucionario con ese afán fue el asalto al palacio Presidencial y la emisora Radio Reloj el 13 de marzo de 1957, en la que perdería la vida acribillado a balazos.
Su entierro, en su natal Cárdenas, devino manifestación popular contra la tiranía batistiana.
La semilla de unidad que sembró con su actuar permitiría la confluencia del movimiento armado estudiantil con el Ejército Rebelde, que en 1959 triunfó.