Los resultados y compromisos de agricultores y campesinos de Ciego de Ávila se potencian en vísperas del homenaje a los trabajadores del sector, ganadores del acto nacional por la efeméride del 3 de octubre
La etapa de contingencia o de economía de guerra, como se le denomina a la situación que vive hoy Cuba, exige no solo echar rodillas en tierra, sino poner en movimiento el cuerpo entero en la producción de alimentos.
Se trata también de potenciar en cada lugar la unidad de acción y la cooperación, tal como lo hacen los agricultores y campesinos avileños con la cosecha y la distribución de comida a otras provincias.
Acerca de esta tarea estratégica he opinado en múltiples ocasiones que los porcentajes (%) no se comen, y lo reafirmo. Esta vez también reconozco que las cifras nos acercan al comportamiento de programas básicos de la agricultura en Ciego de Ávila.
El mérito reciente de esta central provincia consiste en el otorgamiento de la sede de la celebración nacional por el Día del Trabajador Agropecuario, el venidero tres de octubre, en la Empresa Agropecuaria La Cuba, situada en el municipio de Baraguá.
Avalan tal designación la colocación de las semillas en más de 23 mil hectáreas, el 113 % de cumplimiento del plan provincial de la recién finalizada campaña de siembra de primavera, destacándose el proyecto de plátano extradenso con 509 hectáreas plantadas.
Otros dividendos están relacionados con la puesta en funcionamiento de nuevos organopónicos, el aporte de más alimentos al programa de autoabastecimiento municipal, la entrega de tierras a empresas para el sustento de los colectivos laborales y el incremento de los módulos pecuarios.
Los mayores desafíos para el sistema de la
agricultura en Ciego de Ávila consisten en el máximo rigor del control para seguir eliminando ilegalidades en el uso de las tierras y el enfrentamiento al delito contra la masa ganadera, con vistas a que haya más producción y entrega de leche y carne de acuerdo con las cantidades contratadas.
Y para vencer los grandes retos lo más razonable resulta lo realizado y lo que falta por hacer para la introducción de nuevas variedades resistentes al cambio climático y el empleo de semillas con categoría genética para el desarrollo de las producciones de maíz, frijol, plátano y papa; la generalización y uso de la agroecología, la lombricultura y la indispensable conservación de los suelos en los 10 municipios del territorio avileño.