De peores encrucijadas y de seculares batallas, Cuba ha sabido levantarse para todos los tiempos, vindicando la unidad como principio ineludible de su historia.
Así se forjaron los primeros atisbos de la nación cubana con sangre indígena, látigo blanco y sudor negro hasta que en 1868 el Grito de La Demajagua trazara el camino de la soberanía.
Ya alertaba José Martí sobre el eterno dilema de la constitución de nuestras sociedades latinoamericanas: “el problema de la independencia no es cambio de forma, sino el cambio de espíritu”.
Y fue, precisamente, en el decursar de esta contradicción en que la unidad del pueblo garantizara el combate por la justicia social, principio que ha sido históricamente, parte consustancial de los más consecuentes y raigales proyectos nacionales cubanos.
La batalla por la definitiva independencia nacional, y la asunción plena de la soberanía que soñaron cuatro generaciones de cubanos desde Félix Varela hasta José Martí no se concretiza hasta el 1ro de enero de 1959.
De hecho, la Revolución Cubana festeja su aniversario 66 no sólo como proyecto social y plasmación histórica, sino también como ejercicio democrático y patriótica expresión de la fuerza de la unidad de su pueblo.
Más allá de los éxodos y de las carencias, de las iniquidades y de los bloqueos: Cuba vive y trabaja y fiel al legado de la prédica martiana, Cuba tiene fe en el mejoramiento humano, en la vida futura y en la utilidad de la virtud.
Feliz Año Nuevo!
Viva el aniversario 66 de la Revolución Cubana!