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Con el ejemplo del profe, la revolución cubana sigue adelante

El silencio del amanecer fue bruscamente roto por el rugido de aviones B-VEINTISEÍS, con falsas insignias cubanas, que sobrevolaban el aeropuerto de Ciudad Libertad, en la Habana. Al principio simularon aterrizar, después se elevaron y lanzaron su carga de destrucción y muerte.

Los jóvenes combatientes de la terminal aérea dieron la respuesta esperada. Su actitud fue decidida. Sin siquiera pensar en su seguridad personal, se lanzaron a salvar los proyectiles de las piezas de artillería, antes de que explotaran.  Solo después se conoció la dolorosa noticia. Había caído el profe, como cariñosamente le decían a Eduardo García Delgado.

El valeroso patriota fue herido de muerte por un rocket y cuando sus compañeros trataron de ayudarlo, exigió que no perdieran tiempo con él, que atendieran primero a los demás.” Vengan luego y verán lo que voy a hacer”, les dijo.

Y lo que hizo, conmovió a todos. Él, que siempre habló de la importancia de seguir las ideas del Comandante en Jefe, escribió antes de morir, sobre una puerta, y con su propia sangre, el nombre de Fidel. Fue la mejor lección del instructor revolucionario.

Pronto supieron los combatientes que en esa mañana, los aeropuertos de San Antonio de los Baños y de Santiago de Cuba, también fueron atacados. Se les informó que los pájaros de la muerte, al no lograr su objetivo de aniquilar en tierra a la fuerza aérea cubana, habían lanzado su mercancía sobre la población civil.

Sin embargo, cuando poco después, nuestro máximo líder recorrió el vecindario de Marianao, no se escuchó una sola palabra de temor ni desaliento, sino expresiones de lealtad y fervor patriótico.
Los jóvenes combatientes de Ciudad Libertad permanecieron en sus puestos de operaciones militares y no les fue posible participar en el multitudinario entierro a las víctimas del criminal bombardeo, ni estar en la concentración de 23 y 12, pero si escucharon claramente por radio las palabras del guía mayor de la Revolución cuando dijo: “Esta revolución socialista la defenderemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores.”

Y así sigue siendo Hoy, los cubanos defendemos la revolución al precio que sea necesario.

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