Más que merecida es la celebración de 31 años de labor del Centro de
Ingeniería Ambiental y Biodiversidad (CIBA), de Ciego de Ávila, que ayer
matizó la comunidad científica de la provincia.
Y es que el CIBA abarca muchas aristas del desarrollo de este territorio,
que van desde la economía, la agropecuaria, el cambio climático, entre
otras actividades, de ahí que esta institución pertenezca a la Agencia del
Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Tan importante es su desempeño que favorece la realización del Plan
Nacional de Desarrollo Económico y Social de Cuba hasta el año 2030 y al
cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por la
Organización de Naciones Unidas (ONU).
Los investigadores del centro hacen aportes de gran importancia para la
agricultura avileña como abonos orgánicos para sustituir, en alguna
medida, costosas importaciones y facilitar producciones del programa
alimentario de la provincia.
Y tan amplia es la gama de sus investigaciones que abarca la
rehabilitación de dunas costeras en el polo turístico Jardines del Rey, al
norte de Ciego de Ávila, para mantener la belleza de sus playas y el
ecosistema de esa zona.
El cuidado de los factores ambientales, la producción de energías
renovables, los posibles peligros tanto de etapas de sequía, como de
posibles inundaciones…, son muchas las vertientes de estudios y
aportes, para mejorar la vida en el territorio avileño.
Y tantos empeños consiguen resultados gracias a la capacidad y el
trabajo de los investigadores del Centro de Ingeniería Ambiental y
Biodiversidad de Ciego de Ávila, una institución científica que gana su
mayoría de edad con numerosos proyectos y éxitos.