Cuenta la historia que el 26 de Julio de 1953 marcó el inicio de una etapa bien diferente en la Mayor de las Antillas.

Los sucesos de los ataques a los Cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, para muchos no transcenderían más allá de una irracional aventura propia de jóvenes de la época, sin embargo, a pesar del fracaso de las acciones, el espiral de lucha adoptó un cauce más emprendedor.

69 años después, el significado de la epopeya sigue vigente y con el mismo matiz de lucha, sólo que desde otra óptica de enfrentamiento, capaz de  diseñar un campo  vinculado a mejorar la eficiencia económica, la producción y los servicios.

El motor de la generación del centenario sentó las bases para una vida mejor, y ese es el objetivo del actual Gobierno liderado por el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez ante el precepto de que: Somos continuidad.

Jóvenes fueron los gallardos que abrieron sus pechos al fuego en la mañana de la Santa Ana, como jóvenes y el pueblo en su concepto de unidad, hoy enfrenta adversidades, pero en defensa de la soberanía alcanzada.

Preservar la gloria que se ha vivido tiene un riesgo y vale la pena correrlo, máxime cuando sabemos las consecuencias de un retroceso hacia la otra Cuba plagada de lumínicos al estilo del señor Marco Rubio, donde tristemente los beneficios estarán al alcance de una minoría encargada de oprimir a los desposeídos.

Hubo un 26 para que existiera un mejor mañana, cuya agenda recogía cero de despojo de vivienda, salud y educación gratuitos y el derecho de vivir en paz y libertad.

Transcurrido el tiempo, la sociedad del país no es perfecta, pero lidia con la justicia, con la equidad y el sentido solidario y humano que cualquier terrenal anhela.

Alguien dijo que el 26 es el Día más alegre de la historia, nada es absoluto, pero el 26 de Julio en Cuba, recompensa la existencia, de millones de personas.