Desde los Estados Unidos en el mes de mayo se han orquestado disímiles actos terroristas contra la mayor Isla del Caribe. Sin lugar a dudas, cuando mayo se anuncia en cada parte de la Isla, los cubanos pensamos de inmediato en dos fechas: en el día primero, cuando salimos a las calles para reivindicar entre banderas la eterna primavera que defendemos, y el segundo domingo del mes en el que celebramos el Día de las Madres. Pero el quinto mes del año también trae a los nacidos en esta tierra, amargos recuerdos.
Podemos decir que Mayo es el mes de reafirmación del amor hacia la Madre y hacia la Patria. Sin embargo, los enemigos de la felicidad que brota de los cubanos, nos lo han
amargado en varias ocasiones, convirtiéndolo en una etapa de tristes recuerdos y dolorosas ausencias.
Es entonces cuando el peso de los más de tres mil muertos y dos mil heridos nos duele sobremanera y miramos al Norte, de donde siempre ha venido el golpe traicionero y criminal. De allí, de la Florida, de la componenda asesina montada por Estados Unidos y un grupo de desalmados matones, vino la muerte aquel triste siete de mayo de 1961, cuando desapareció una lancha de la naciente Marina de Guerra Revolucionaria.
Capitaneada por el comandante Andrés González Lines e integrada por diecisiete tripulantes, la nave R-43 desapareció misteriosamente a diez millas del Norte del Mariel. Siempre quedó la duda, la premonición dolorosa de que el incierto destino de esos hombres fue provocado por la mano criminal de nuestros enemigos.
Con la muerte de González Lines desaparecía un hombre digno. De procedencia humilde y amante del mar, logró cumplir sus sueños al ingresar por oposición a la Academia Naval del Mariel con vistas a hacerse oficial de la marina mercante. Militante comunista desde 1937, se graduó finalmente como alférez de fragata de la fuerza naval cubana.
Designado profesor de esa institución militar, se opuso al golpe batistiano del diez de marzo.
Comprendió que desde ese sitio ayudaría mejor a la causa revolucionaria. En un heroico acto de rebeldía y amor patrio, participó en el levantamiento popular del cinco de septiembre de 1957, luego del cual fue condenado a seis años de prisión y liberado al triunfar la Revolución.
El continuado terrorismo contra Cuba en el mes de mayo se manifestó de diversas y repugnantes formas. Desde las infiltraciones de terroristas para cometer atentados contra el Comandante en Jefe, hasta ataques a pueblos y fábricas cubanas.
También hubo ataques, secuestros y hostigamientos contra embarcaciones cubanas como los efectuados contra la goleta cubana Joven Amalia, contra la embarcación San Pedro y los ataques contra las lanchas pesqueras Plataforma 1 y Plataforma 4. La mano de la CIA y de las organizaciones contrarrevolucionarias cubanas atacó en diversas oportunidades sedes diplomáticas en otros países.
Dentro de este contexto de agresiones ocurridas en mayo, tal vez el hecho más repugnante lo constituyó el incendio provocado al mayor círculo infantil de Cuba en esos momentos. Poniendo en peligro la vida de cerca de seiscientos niños y las de otros cubanos, la mano de los enemigos de la Revolución quiso golpearnos vilmente aquel ocho de mayo del setenta y nueve.
Muchas páginas de terror podrían describirse, pero la lista sería interminable. Los asesinos que realizaron esos hechos, los mismos que el veinte de mayo de 1995 también tirotearon impunemente el hotel Guitart Cayo Coco, aún se pasean libremente en la Florida y llegan, incluso, a vanagloriarse de sus criminales aventuras contra Cuba.
Mayo lo sabe bien, pues ha sido testigo de numerosas canalladas. Nosotros, también lo sabemos, pues lo hemos sufrido en lo más profundo de nuestras entrañas.