AUNQUE hace unas horas se explicó con claridad, vale insistir en que las ausencias de Roniel Iglesias y Lázaro Álvarez del equipo conformado para los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador 2023 no marcan sus adioses a la élite del boxeo cubano.
Lo dijeron el entrenador jefe Rolando Acebal y el federativo Alberto Puig de la Barca: fueron llamados a filas los siete hombres que el colectivo técnico consideró actualmente más aptos para tributar al medallero, pero ambos son elegibles para compromisos futuros.
Acebal precisó que los análisis implicaron a los propios atletas, de quienes habló desde el respeto y el cariño forjados durante muchos años de trabajo conjunto respaldado con lauros en los escenarios más exigentes.
Comentó que la reacción de ellos ha sido positiva, con las miradas puestas en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, donde se repartirán cupos para la cita olímpica de París 2024, y sentenció que luego del certamen centrocaribeño todo será “borrón y cuenta nueva”.
Puntualizó que habrá oportunidades para cada uno de los miembros del concentrado nacional, en apego a la filosofía de una escuela que jamás asignó “puestos seguros” y más de una vez “refrescó” a consagrados que luego volvieron a tributar alegrones de alto rango.
Por eso no es válido que algunos se empeñen en asociar decisiones estratégicas con la de desechar a hombres que tanta gloria han conquistado para Cuba y pudieran incrementar sus historiales si, cuando llegue el momento, vuelven a pasar sobre otros aspirantes.
Como se sabe, serán el subtitular mundial Erislandy Álvarez (63,5) y el también joven talento Jorge Cuéllar (71 kg) quienes defiendan los espacios no asignados a Lázaro y Roniel, respectivamente, pero eso no tiene implicaciones más allá de la justa de turno.
Llegará también el momento en que esos y otros encumbrados terminen por ceder ante el empuje de muchachos en ascenso, como sucedió cuando fueron ellos quienes desplazaron a sus antecesores de la cima.
Pero será siempre desde la lógica de ganarse el puesto, como sostuvo Acebal. Nunca desconociendo ese derecho.
Y menos cuando se trata de ídolos fieles a sus seguidores como un Roniel que suma dos coronas olímpicas y una mundial, y un Lázaro triple monarca del planeta y otras tantas veces medallista de bronce bajo los cinco aros, por solo citar algunos de sus premios.