El cuaderno Delirios insulares condujo al tunero Miguel Mariano Piñero Martínez a su segundo Premio Cucalambé, luego de imponerse en la presente edición del Concurso Nacional de décima escrita que forma parte del cronograma de actividades de la Jornada Cucalambeana.
La literatura sirve como un medio de transporte, pero también se convierte en uno de esos delirios para quienes vivimos rodeados de mar y deseamos salir a conocer el mundo, en mi caso pude visitar la Unión Soviética, además estuve en una guerra durante dos años; sin embargo me quedan otros anhelos y por ahí va el poemario, comentó Piñero Martínez.
Miguel lleva las rimas en octosílabos tan en sí que pareciera integrarse a su ADN, pues sin siquiera escribir ya esparcía sus composiciones en San José, un poblado a 16 kilómetros de la cabecera del municipio de Colombia, donde aún reside y para llegar al guateque debió auxiliarse de una carreta tirada por caballos, lo cual habla de la humildad de quien prefiere que lo reconozcan como un guajiro que escribe décimas.
El galardonado en 2014 con el libro (In)mutaciones del solitario y ahora a la espera de la publicación de la obra seleccionada en 2025, tuvo palabras de tributo para su abuelo Julián que le inculcó el amor por la poesía porque eran frecuentes el canto del repentismo y también esos versos tienen mucho de su esposa Mercedes, a quien la describe sin titubeos como su gran luz, su musa, su aliento.
Con el rigor de analizar 16 bocetos, el jurado conformado por Argel Fernández Granado (Las Tunas), Agustín Serrano (Holguín) y Diusmel Machado (Camagüey) resaltó la calidad de la competencia, lo cual complejizó la decisión final y por ello le otorgaron mención a Miré los muros de la patria mía, del agramontino Domingo Peña.
La experiencia de las palabras y rimas curten en experiencia los 66 años de Miguel Mariano, mientras recopila en sus páginas sueños de familia, identidad y sustento del arte en un lugar que se pierde en la ruralidad de Las Tunas.