El avance de los preparativos para el referendo del domingo 25 de septiembre es evidente en cada demarcación, cercano ya al momento que los electores demos la última palabra se hace necesario reflexionar.
Si el nuevo código de las familias responde al mandato establecido en la Disposición Transitoria Decimoprimera de la Constitución de la República de Cuba aprobada en referendo Popular realizado el 24 de febrero 2019, y estamos conscientes de las necesidades de cambios y expectativas de la vida en sentido general.
Si en sus normas se pone de manifiesto la voluntad del Estado Cubano de adecuar su ordenamiento interno en pos del cumplimiento de las obligaciones derivadas de los tratados internacionales en vigor y enlaza el interés personal y social, a la vez que impulsa su desarrollo y contribuye a la formación de las nuevas generaciones y satisface hondos intereses, humanos, afectivos y sociales de las personas.
Si entre sus humanos propósitos están: Igualdad, no discriminación, pluralidad, respeto en sentido general y respeto a las voluntades, deseos, y preferencias de las personas adultas y personas en situación de discapacidad, interés superior de niñas, niños y adolescentes, en fin, equilibrio entre orden público, familiar y autonomía.
El último domingo del presente septiembre cuando acudamos al colegio electoral correspondiente y nos veamos con la boleta en las manos. ¿Cuál otra determinación podría ser más inteligente para dar constancia de nuestra participación que el término escogido sea SÍ?