Siempre listos para las «cargas al machete» en la producción de alimentos en campos de Ciego de Ávila
Una invasión del oriente al centro de Cuba se gesta en tiempos de crisis económica, justamente al inicio del nombrado período especial, en 1991.
La tropa toma por asalto tierras bendecidas por la naturaleza en el municipio de Primero de Enero, al noreste de la provincia de Ciego de Ávila.
Ni siquiera como jefe de escuadra forma filas al comienzo de la batalla un obrero devenido líder en el fragor del trabajo. Al frente del combate hoy, Jorge Maceo Lorenzo reconoce que gran parte de su historia de vida es obra de los titanes que lo acompañan.
Afirma que, convocados por el Partido y el gobierno en Santiago de Cuba, ellos integraron un contingente y arribaron a este territorio con la misión de cosechar y enviar productos agrícolas, fundamentalmente papas, hacia la oriental provincia.
“Hace 33 años de esa ofensiva y seguimos en combate aquí”, afirma quien tiene el orgullo de sentirse tan santiaguero como avileño, al ganarse en Ciego el título honorífico de Hijo Ilustre y el Premio Por la Obra de la Vida que otorga la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales, entre otros estímulos.
SUBTITULO: El día a día
Maceo reconoce que “no solo se resuelven los problemas del día a día con suelos fértiles, suficiente agua y otras condiciones en este lugar, por eso priorizamos la atención al recurso humano que no se deja vencer ni por la falta de un indispensable insumo.
“Con esa fortaleza combatimos, pero aplicando variantes como la generalización en nuestra empresa de la modalidad del colectivo laboral que cuenta con menos trabajadores en su nómina y más sentido de pertenencia al actuar los miembros como dueños, mediante la vinculación del hombre al área cultivable, a la vigilancia y el control de las producciones, a su centro de costo que tiene establecida la contabilidad a nivel de cada cultivo.
“Esos grupos laboran en unas 850 hectáreas con 17 máquinas de pivote central y otros sistemas de riego que benefician plantaciones de yuca, boniato, calabaza, maíz; por cierto, la papa tuvo una buena cosecha y el frijol sufrió la pérdida de 130 hectáreas por intensas lluvias al inicio de la campaña de frío, sin embargo, volvimos a sembrar en diciembre y enero pasados, y los resultados fueron satisfactorios”.
¿Cómo ha podido una empresa estatal socialista agrícola no acumular pérdidas económicas con limitaciones de fertilizantes, combustibles, lubricantes y otros recursos?
“Primero, identificamos muy bien las limitaciones y las potencialidades, luego nos empleamos a fondo con las alternativas que las convertimos en práctica cotidiana, por ejemplo, la utilización de medios biológicos y abonos orgánicos como el humus de lombriz en el 100 % de los cultivos, aplicado mediante el fertirriego, las asperjadoras de los tractores y las mochilas manuales.
“Otras buenas prácticas consisten en una correcta agrotecnia, el adecuado marco de siembra, las atenciones culturales a los plantíos y otras cuestiones no menos importantes como la estabilidad de la fuerza laboral y de nuestro consejo de dirección”.
Los frutos no solo se acopian en volúmenes de toneladas de viandas, hortalizas, granos y frutas con destino al balance nacional de distribución de alimentos. Varios de los colectivos laborales antes mencionados tuvieron un salario medio mensual entre 27 y 30 mil pesos y van por más, según precisa el rirectivo.