Acaba de cumplirse la primera vuelta de la III Liga Élite de Béisbol, salvo la actuación de Ciego de Ávila, que en los pronósticos de los especialistas debió estar detrás, pero está adelante, los demás augurios se cumplen, un poquito más o un poquito menos.
Antes de detenerme en el caso de los Tigres, creo oportuno hacer énfasis en dos detalles que bien pudieran evaluar la calidad actual de nuestras series nacionales, pues una Liga, califíquese de Élite, o con otro adjetivo, no debe presentar una defensa que trabaje para 969, ni un picheo al que los bateadores contrarios, le promedien por encima de 290.
Téngase en cuenta que en estos seis conjuntos están la mayoría de los mejores peloteros que se desenvolvieron en la 63 Serie Nacional. Si como regla, los bateadores cubanos en esta Élite promedian algo mas de 300, acostumbraran a ello en justas foráneas o representando a Cuba en lides internacionales, entonces no se me ocurriría mencionar el asunto.
Pero seamos sinceros, esos promedios por encima de la marca de 400, o cercanos a ella, son falacias que poco ayuda a nuestra pelota y mientras no exista un balance que se acerque a lo lógico entre picheo y ofensiva, se originarán detalles bien funestos, pues abundaran los mediocres bateadores con fama de estelares y será normal que los desafíos se extiendan más allá de las tres horas.
¿Y qué me dicen de la defensa? Bueno, se supone que cada posición, ahora, esta defendida por uno de los seis mejores jugadores del país. Pero entonces… por qué tantos errores? La respuesta tiene disímiles aristas, pero si tengo que elegir una, me quedo con que, desde hace algunos años, prácticamente no se juega pelota, tanto en las categorías juveniles y escolares, como en la Sub 23.
Algunos la emprenderán con los entrenadores de base… y eso es lo más fácil para justificar el problema. En otro momento profundizaré en el asunto. Ahora comentemos de los Tigres y su buen paso.
No sé si los lectores de Invasor, habrán notado el detalle que los abridores del cuerpo de serpentineros avileño han explotado en pocas ocasiones. La mayoría de las veces han caminado cinco o seis entradas, lo que le ha permitido a la dirección, emplear con productividad a sus “matadores” que en este caso han sido Leonardo Moreira y Yanquiel Maury, y en los casos que ha sido necesario, Yunier Batista ha trabajado con acierto en los relevos largos.
Hasta el momento el gran problema de los Tigres ha sido la defensa, en una posición clave como lo es, el campo corto. Dany tomó de refuerzo a Ernesto Torres por lo seguro que estuvo este con Camagüey en la Serie Nacional, pero ahora, con el guante, ha dejado mucho que desear, a lo que se agrega que Osmani Linares no acaba de demostrar las virtudes que se le vieron años atrás.
Pero el conjunto, con su ofensiva de 288 y su pitcheo de 3,78 —el único que trabaja para menos de cuatro— se ha mantenido en la punta y ya no es quimera que logre estar en los play off por el título.
Ahora los tres veces campeones nacionales tendrán inactividad competitiva hasta el venidero lunes, toda vez que, este miércoles, le correspondía enfrentar a Las Tunas, equipo que intervendrá en una cita internacional en México.
Podrá o no discutir la corona el equipo avileño, pero ya ha conseguido lo que algunos no logran: llenar el estadio de casa y llenar de ilusiones a esos que le siguen en las buenas y las malas.
Señores, para sorpresas de muchos y alegría de todos los avileños. Ahí están los Tigres… ¡qué ruja entonces el Cepero¡