Los encantos de la vegetación y el activo desplazamiento de las aguas del rio de su natal Guayacanes, mucho pueden haber influido en la formación de esta activa mujer que no se detiene ante las dificultades.
Las dos escuelitas rurales que existieron en su zona de residencia fueron testigos del interés por la superación, que unido al deseo de ser útil, al crearse la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) hace 61 años, no demoró en asumir importantes responsabilidades.
Al trasladarse la familia para el poblado cabecera de municipio, el hecho de estar casada, laborar en un taller de confecciones y ser madre de cuatro niñas, no le impidieron a Gilda Pina Martínez, asumir la responsabilidad de secretaria general del bloque número 30, en el reparto Barrio Nuevo, conformado por seis delegaciones.
Atesora la también incansable defensora de las tradiciones culturales del territorio, entre sus múltiples experiencias, la de ser activista, dirigente de base, así como promover y participar en importantes tareas productivas, en la atención a infantes y a personas de la tercera edad, embellecer el entorno y organizar atractivas propuestas festivas a instancia de comunidad.
Sus cuatro retoños, hoy en labores de costuras, enfermera que cumple misiones internacionalistas, trabajadora del sector eléctrico y auditora de en una estructura petrolera, son sus más cercanas alumnas en las tareas de la organización femenina, sin obviar el apoyo del esposo con quien se propone celebrar dentro de tres años las seis décadas de unión matrimonial.
Este 23 agosto en el destacado bloque femenino es imposible que logre vibrar esa alegría que siempre caracterizó la celebración de esta significativa fecha por los últimos acontecimientos ocurridos, pero está presentes en los proyectos comunitarios que lleva adelante el país y que tanto requieren del talento creador de la mujer, razones que motivan a Gilda y su tropa a trazarse nuevos empeños desde la trinchera de combate.