Con una fervorosa y masiva procesión que recorrió las principales calles de esta ciudad, la Diócesis de Ciego de Ávila vivió una jornada histórica en honor a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba. La imagen peregrina, recibida con júbilo por fieles de todas las edades, no solo fortaleció la fe de la comunidad católica, sino que también reafirmó su profundo rol como pilar fundamental de la identidad nacional.
Desde la Catedral San Eugenio de la Palma, la sagrada imagen, portada a hombros por devotos y escoltada por una multitud que entonaba cantos y plegarias, emprendió su camino. El repique de campanas y el clamor de “¡Viva la Virgen Mambisa!” se mezclaron, creando una atmósfera de profunda emotividad y recogimiento colectivo.
Para los avileños y cubanos en general, la visita de la “Cachita” trasciende lo meramente religioso. Su figura es un estandarte de cubanía, un símbolo unificador que narra la historia de la isla.
La Procesión en Ciego de Ávila sirvió como un poderoso recordatorio de que la devoción a la Virgen de la Caridad del Cobre es uno de los pilares culturales más resistentes y queridos del país. En un mundo de constantes cambios, su imagen permanece como un faro de unidad, resiliencia y amor patrio, reforzando los lazos que definen al pueblo cubano, dentro y fuera de la isla.
Al finalizar la procesión el presbítero Dariusz Jozef Chalupczynski, administrador diocesano, evocó el cántico a la Virgen Mambisa y su llamado a que seamos hermanos en la buenaventuranza como en la adversidad para fortalecer la fe la esperanza y la caridad, incluida una bendición general, dejando en los presentes la certeza de que la fe y la nación, bajo el manto de la Caridad, marchan siempre unidas.