Alicia Adolfina Meneses León es una incansable mujer que, a pesar de sus 86 años de edad, muestra sobradas energías para desarrollarse, no solo en los quehaceres hogareños, sino en otras complicadas labores.
Siendo muy pequeñita vino para Morón con su madre de crianza, porque nació en el batey Barroso, cercano a Júcaro, hija de padres extranjeros: su padre haitiano y su madre dominicana. «Y yo, cubanita, cubanita», aclara con tono jocoso.
Desde que tenía apenas trece años, Alicia está vinculada al trabajo y agradece la llegada a su casa de un joven alfabetizador de Camagüey, que se llamaba Rafael Pérez, quien durante la campaña desarrollada en 1961, la enseñó a leer y a escribir.
Confiesa que, eso le permitió ampliar su horizonte laboral, pues en 1968 ingresa como trabajadora civil en una Unidad Militar, donde permaneció hasta 1970 como cocinera. En este aspecto se detiene y expresa: “Quiero decirle que mi afición es por la cocina, pues disfruto estar delante del fogón”, es sobre todo especialista en asados, sus platos son exquisitos, según manifiestan vecinos.
Alicia, laboró como cocinera en una brigada de viales y al respecto precisa que “estábamos en todas partes”. También lavaba ropas, planchaba y hacía de todo lo que se presentaba en función de ese colectivo.
Trabajó en una microbrigada de la construcción y así pudo tener su propia vivienda en el reparto La Victoria, donde reside en la actualidad, pero también cortó caña, guataqueó e hizo múltiples tareas agrícolas, con lo que ha demostrado la pujanza de la fuerza femenina.
Alicia, desde hace 25 años, es mensajera, lleva los víveres de la bodega, nada menos que a 32 familias.
“Me conoce Morón entero, soy tan popular como cualquier renombrado artista, y eso me hace sentir con mucha alegría”, comenta Alicia Adolfina.
Indagamos por su salud y sin titubeos responde: “A todo el que me pregunta le digo que estoy bien, que no padezco de nada, pero tengo crecimiento en el corazón, sufrí un paro cardíaco y mil cosas más, lo que quiere decir, que estaré en Morón hasta que se apague la Lucecita”.