En el centro de Morón, una estructura centenaria se erige como testigo del tiempo y la identidad de una ciudad. La Estación de Ferrocarril de Morón, considerada una de las edificaciones patrimoniales más significativas de la provincia de Ciego de Ávila, ha sido durante generaciones un símbolo de orgullo para los moroneros.
Sin embargo, el deterioro acumulado a lo largo de los años hizo inevitable una restauración que, gracias a un esfuerzo conjunto, avanza con la determinación de devolverle su esplendor original. Sobre este empeño hemos compartido ideas con ustedes antes, y aunque no ha avanzado a la velocidad deseada, no está detenido y mantenemos el compromiso de recuperar este símbolo de la ciudad y del ferrocarril.
Este proceso de rehabilitación no solo responde a una necesidad funcional, sino también a un reclamo colectivo. La estación es más que un simple punto de conexión ferroviaria: es parte del alma de Morón. Sus habitantes la consideran propia, un reflejo de su historia e identidad.
Desde el inicio del proyecto, arquitectos, especialistas en patrimonio y constructores han trabajado meticulosamente para conservar sus valores arquitectónicos, eliminando intervenciones que, en su momento, alteraron su diseño original y garantizando que cada detalle respete su esencia histórica.
La restauración representa un DESAFÍO tanto técnico como logístico. La reposición de estructuras clave, como la carpintería centenaria y la cubierta de madera, requiere materiales de alta calidad que deben ser importados, lo que alarga el proceso pero asegura que el resultado esté a la altura de la importancia del monumento. La supervisión continua de expertos en patrimonio asegura que cada decisión respete la autenticidad de la estación, evitando soluciones apresuradas que podrían comprometer su valor histórico.
La Estación de Morón debe convertirse en un símbolo de orgullo y respeto, no solo para quienes la utilizan, sino también para aquellos que trabajarán en sus oficinas, operarán sus servicios y, en última instancia, la cuidarán como parte de su identidad. Dicha restauración es más que un reto arquitectónico, también es un compromiso con los orígenes y el futuro de la ciudad.
Una vez que las puertas de la estación se abran, Morón no solo celebrará una obra concluida: celebrará la persistencia de su legado. Representa, además, un evento significativo para aquellos que, aunque están lejos, siguen atentos a su renacer. Porque en el corazón de este municipio, la estación no es solo un edificio: representa historia, identidad y la esencia del alma de los moroneros.
Tomado del perfil de Facebook de Eduardo Rodríguez Dávila, Ministro del Transporte