Para que se conozcan las proezas que marcaron la vida de este extraordinario mambí, fue concebido el libro El brigadier Henry M. Reeve, símbolo de la virtud
Para que se conozcan las proezas que marcaron la vida de este extraordinario mambí, nacido en Nueva York, el 4 de abril de 1850 y fallecido el 4 de agosto de 1876, en heroicas circunstancias –cuando por no caer prisionero se quitó la vida–, fue concebido el libro El brigadier Henry M. Reeve, símbolo de la virtud. Diario de operaciones del mambí estadounidense que luchó por la independencia de Cuba, con sello de la editorial Boloña e impreso, por obra de la solidaridad, en Estados Unidos.
El título fue presentado ayer en el Palacio de los Capitanes Generales, ante un público integrado por una representación de la Brigada Médica Henry Reeve, que fundara el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. En el acto se encontraban Marydé Fernández López, vicejefa del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba; Yuniasky Crespo Baquero, jefa del Departamento de Atención al Sector Social, de igual instancia; y José Angel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, entre otras personalidades.
Como un regalo simbólico para el contingente internacionalista, consideró el libro –un sueño del doctor Eusebio Leal–, la miembro del Comité Central y vicepresidenta de la Uneac, Magda Resik, a cargo de la presentación, junto a René González Barrios, director del Centro Fidel Castro Ruz.
El diario de Reeve permaneció en el archivo histórico de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, hasta concluirse el meticuloso estudio realizado por el investigador Alexis Placencia Padrón, quien estuvo a cargo, además, de la transcripción del documento, explicó Resik.
Por su parte, González Barrios, también autor de uno de los trabajos que integra el libro, en una exquisita disertación sobre la vida de Reeve, rememoró, desde la anécdota y el hecho mismo, la valía de un hombre que demostró desde el primer momento su calibre humano en la contienda por la libertad de Cuba.
«El brigadier Henry M. Reeve o El Inglesito, como le llamaban sus compañeros de armas, mereció de los patriotas cubanos los más grandes elogios», comentó González Barrios. «Para Ramón Roa fue “un inolvidable Quijote anglosajón”. El general Enrique Collazo lo recordaba como “un dechado de valor y admiración”; y el Mayor General Vicente García como “dignísimo militar que tan ordenado como valiente hace recordar en sus virtudes las del digno maestro el General Agramonte”», refirió.
Para concluir, destacó la genialidad de Fidel al denominar Henry M. Reeve a la brigada médica destinada a darles el frente a los desastres que ocurran en el mundo, y recordó su inmensa confianza en los médicos cubanos. Tuvo también un pensamiento para Eusebio Leal Spengler, «quizá el historiador cubano que más hizo por recuperar la memoria de todos esos extranjeros que pelearon por la Independencia de Cuba».