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El pulso danzario en Ciego de Ávila

Con el sabor aún latente de jornadas vividas a puro arte y movimiento, la tercera edición de Danzar en casa en Ciego de Ávila se ha revelado como un evento no solo necesario, sino imprescindible ya para darle el pulso cultural que necesita la ciudad ya famosa por su bailes.

Desde la apertura hasta el cierre, la danza colmó de felicidad y complacencia los rostros de espectadores de todas las edades y nacionalidades, demostrando con creces que el objetivo final del arte, el pueblo, se cumplió.

Cada actividad pareció pensada para todos, en espacios abiertos y accesibles, prometiendo corregir posibles desaciertos de entregas anteriores y logrando multiplicar la dicha a través de la musicalidad, la expresión corporal y el lenguaje extra verbal.

En una clara intención de acercar el arte a la gente, la organización del Danzar en casa apostó por transformar espacios públicos en escenarios vibrantes.

El parque Martí, ebrio ya de tanta cultura, se convirtió en el sitio idóneo para presentaciones como el taller de video-danza «Mover hormigón», conducido por los brasileños Duna Días y Leonardo Augusto. De igual forma, en Morón, la ciudad del Gallo, el parque Reverbero se erigió en epicentro del evento, con una plataforma gigante justo a la entrada del teatro Reguero, recibiendo con beneplácito a las trece unidades artísticas asistentes.

Esta elección de espacios abiertos y accesibles fue fundamental para que cualquier ciudadano pudiera sentirse parte de esa masa heterogénea de bailarines, asumiendo la danza como la libertad del cuerpo desbocado.

La programación fue un tapiz rico y variado que satisfizo tanto el apetito por la teoría como por la práctica y la presentación artística.

Se ofrecieron charlas magistrales, como la del maestro Javier Contreras Villaseñor sobre figuras de la danza contemporánea mexicana, o la concisa exposición de Yoana Pavón García sobre la danza y las ciencias exactas.

Los talleres prácticos, como la clase grupal de caringa y otros ritmos regionales por Isaías Rojas Ramírez y Ángel Omar Morán Paz, o las estampas de bailes populares cubanos por Telón Abierto, permitieron al público no solo observar, sino también aprender y confraternizar bajo el sol que invita a bailar.

Todo ello, además, se complementa con las esperadas presentaciones, como el maratón danzario que, justo en la esquina del parque Martí, se llevó la preferencia de un pueblo que sabe apreciar un buen espectáculo.

Mas este tipo de espectáculo necesita ser repensado a la hora de armar las presentaciones de grupos portadores y los que no lo son, pues el cambio entre uno y otro, por la preparación del audio y los músicos en escena, retrasan el ritmo orgánico que debe llevar el show.

Un punto álgido y emotivo del evento fue, sin duda, la dedicación especial a la agrupación Famn Zetwal, orgullo de su gente.

El parque Reverbero, en Morón, tierra de estas mujeres estrellas, fue el lugar perfecto para ahondar en su surgimiento y las vicisitudes que sortearon, siempre con el apoyo de la Fundación Nicolás Guillén.

La conferencia «Famn Zetwal: música, danza e identidad», impartida por el Lic. Yoelxy Pilliner López, que incluso resonó en creol, narró la historia de estas mujeres empoderadas que supieron labrarse un camino por encima de todo. Y cuando Famn Zetwal cantó y bailó, mezclando cantos vudú con el toque de tambores y cencerro, evocando a Haití, el público se dejó llevar por ese ritmo que lo atrapa todo, uniéndose a la ronda con los brazos alzados al cielo.

La calidad y diversidad de los participantes, tanto nacionales como internacionales, enriquecieron sobremanera esta edición. Vimos brillar el talento de la bailarina italiana Giulia Coco, quien recreó la expresividad cubana incorporando el ritmo del son y la timba a su manera de respirar, arrancando ovaciones merecidas.

La agrupación colombiana Danza viva, con sus integrantes de la tercera edad, conmovió y fue aplaudida, reflejando quizás la realidad de la población cubana. Desde Brasil llegó el Grupo Contemporáneo Danza libre, llevando al lenguaje corporal temas profundos como la vida urbana y las persistentes desigualdades.

A ellos se sumaron la Escuela de Danza contemporánea de México y talentos cubanos como Nagó, Famn Zetwal y Telón abierto, demostrando sus múltiples maneras de expresión y aciertos sobre el escenario, en un muestrario que abarcó lo pintoresco, lo colorido, lo popular, lo moderno y lo folclórico.

Danzar en casa fue también espacio para el reconocimiento y la reflexión sobre el valor del arte. Latin Luli’s Production y Lupe Díaz Beracierto fueron agasajados por su entrega al desarrollo del espectáculo danzario y teatral.

La jornada se nutrió de la cultura haitiana, con muestras culinarias de la mano de Nagó y el proyecto Yambambó, en un abrazo que sabe a gloria y que reverencia a nuestras raíces.

Y como colofón a la celebración del Día Mundial de la Danza, Noel Bonilla compartió el inspirador mensaje de Mikhail Baryshnikov, recordando que la danza expresa lo indecible, haciendo visible nuestra fragilidad compartida y despertando la empatía y el deseo de sanar.

Una fiesta para los sentidos y el espíritu que, como bien se pidió, no debe morir, pues es ya vital para la danza cubana.

Escrito por Vasily MP

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