La condena a Cristina Fernández genera creciente efervescencia popular; cada vez más personas se suman a las manifestaciones en su apoyo, en cambio los líderes peronistas no logran la unidad necesaria para impulsar un frente común.

Desde que previó la ratificación de su sentencia la sabia dirigente se metió de lleno en el ruedo político, atrajo centralidad e insistió en un discurso aglutinador. Encontró el apoyo del gobernador de Provincia de Buenos Aires (PBA), Axel Kicillof, y del jefe del Frente Renovador, Sergio Massa, de otros referentes que estaban alejados y de los gremios.

Pero la condena que la sacó de la cancha electoral no puso fin, aunque la pausó por unas horas, la pugna interna entre La Campora que conduce su hijo, Máximo Kirchner, y la tropa fiel al gobernador Kicillof a quien no pocos ven como el heredero de la jerarquía peronista.

Ambos bandos volvieron al fuego cruzado subterráneamente, señaló la comentarista Macarena Ramírez, en un extenso artículo en la revista de análisis político Letra P.

No obstante, a juicio de otros analistas, Cristina Fernández, aún presidente del Partido Justicialista (PJ), incluso prohibida de ocupar cargos públicos puede ejercer gran influencia para poner freno y hasta fin a esa conflictividad que mella por el momento la consagración de la unidad del peronismo en especial en PBA.

El fallo adverso contra la líder justicialista generó en el peronismo un movimiento impensado antes de esa fecha: el PJ cerró filas detrás de su figura más relevante y encontró el discurso unificador que no lograba hallar desde la victoria electoral de Javier Milei en noviembre de 2023.

La condena a seis años de cárcel y la inhabilitación política de por vida contra Cristina movilizó al partido, y principalmente está generando una efervescencia popular que no se apreciaba en el último año y medio, pese a la existencia de manifestaciones de protestas esporádicas.

La Marcha de la Dignidad cada miércoles de los jubilados constituía la única expresión constante de repudio contra las políticas de ajuste del gobierno de Milei, a las que se sumó el reclamo de mejoras salariales de médicos, residentes y otros profesionales de la salud del hospital pediátrico Dr. Garrahan, acompañados por cientos de padres agradecidos por haberles curado o salvado a sus hijos, que se convirtió en otro símbolo de resistencia popular frente a los aprietos del gobierno.

Sebastián Halperín, sociólogo de la Universidad de Buenos Aires, Master en Ciencia Política y experto en opinión pública, dijo a Prensa Latina que la “realidad interpela fuertemente al panperonismo en un momento en que viene de atravesar un cisma a partir del triunfo de Javier Milei y no termina de resolver la sucesión, y no está claro quién puede sucederla (a Cristina) en ese rol de liderazgo”.

“En ese contexto aparece la figura de Lula como paradigma de referencia, y una Cristina que por todas las señales que está transmitiendo no parece que se quedará con los brazos cruzados, sino muy por el contrario, y con esto sería razonable suponer que va a redoblar la apuesta”, ahondó el académico. Esto para el peronismo –señaló- “genera a su vez una dificultad puesto que muchos actores se sientan legitimados para avanzar más fuertemente en la renovación. La moneda está en el aire.”

Y mientras los jerarcas peronistas se ponen de acuerdo, la efervescencia popular crece a cada hora. El miércoles Buenos Aires y muchas otras ciudades como Córdoba, Rosario, La Plata, Bariloche y más, las estremecieron manifestaciones en repudio a la condena contra la histórica dirigente, la capital en particular.

Un gigantesco operativo que agrupó a varios cuerpos policiales no pudo contener las manifestaciones multitudinarias frente al Congreso, en Plaza de Mayo y en el barrio de Constitución donde vive la expresidenta.

Expresión de ese respaldo fue la Marcha de la Resistencia que protagonizaron cientos de partidarios del peronismo desde el municipio de Avellaneda para sumarse a la vigilia que por segunda noche congregó a millares de personas frente y en las calles aledañas de la casa que la exmandataria escogió para pasar la prisión domiciliaria si se la otorgan.