Aunque nuestra flora medicinal es rica y diversa, la especie que la población conoce popularmente como “meprobamato” no es propia de Cuba. Su introducción acá es reciente, de hace apenas unos años, pero ha ganado rápidamente en popularidad por sus usos medicinales y también por su valor ornamental.
El nombre binomial de la planta es Coleus neochilus (Schltr.) Codd o Plectranthus neochilus Schltr. Se trata de una especie aromática y suculenta, de la familia de las lamiáceas, cuyo cultivo se ha extendido a casi todo el mundo. Es originaria de África del sur, de países como Sudáfrica, Namibia, Zambia y Zimbabue. Sus usos tradicionales están relacionados con el tratamiento de enfermedades de la piel, dolencias respiratorias, trastornos de la digestión e insuficiencia hepática, entre otros. Desde el punto de vista de los estudios farmacológicos se le han demostrado a la planta actividades antioxidante, antibacteriana, citotóxica e hipoglocemiante.
En el marco de un proyecto VLIR, con la participación de la Universidad de Oriente (Cuba) y de Amberes (Bélgica), se desarrolló un estudio etnobotánico que abarcó el período de enero de 2017 a mayo de 2018 e incluyó a 1500 encuestados en tres municipios (Centro Habana, Camagüey y Santiago de Cuba).
Este concluyó que la población cubana consume la planta sola o junto con benzodiacepinas, fundamentalmente por su supuesto efecto sedante-hipnótico. Tal aplicación del “meprobamato” no coincide con el uso tradicional reportado para la especie en los países de donde es originaria o en donde fue introducida y existe tradición en su aprovechamiento con fines medicinales. Otros usos identificados en el estudio fueron como analgésico, antiinflamatorio, anticatarral y en enfermedades digestivas.
La forma más común en que se prepara el “meprobamato” por los cubanos es en decocción, aunque también se reporta su uso como infusión. En cualquiera de los dos casos, para un litro de agua se refiere el empleo de las hojas o las partes aéreas de la planta, con una cantidad variable de entre cinco y veinte hojas. Suele consumirse la preparación solo una vez al día, media hora antes de irse a la cama. Las dosis oscilan entre una taza, equivalente a 250 mililitros, y una taza de café, aproximadamente entre 50 y 75 mililitros.
¿Qué dice la ciencia?
A partir de haber sido identificado el uso extendido de esta planta por la población cubana, sin existir evidencias a favor del efecto farmacológico sedante-hipnótico atribuido, se emitieron las alarmas correspondientes y se comenzaron a desarrollar investigaciones.
Una de ellas fue el referido estudio etnobotánico, cuya autora principal es la hoy doctora en ciencias Annarli Olivia Rodríguez Ferreiro. Este formó parte de investigación doctoral, que exploró además los efectos neurofarmacológicos de los extractos de las hojas de “meprobamato” y los hallazgos obtenidos fueron bien interesantes.
En los ensayos desarrollados, parte de ellos en la Universidad de Amberes de Bélgica, se evidenció a través de la evaluación farmacognóstica los principios activos presentes en la planta. De ellos 15 fueron informados por primera vez para esta especie, en el caso de la cultivada en Cuba, los cuales han sido reportados con acción sobre el sistema nervioso central.
Por otro lado, la evaluación neurofarmacológica permitió confirmar el uso popular que se le da a la planta en nuestro país, a partir de los efectos demostrados en animales de experimentación, así como en el estudio de la expresión génica. Sin embargo, la investigadora nos precisa que desde el punto de vista farmacológico parecen estar determinados estos resultados más por la acción relajante muscular demostrada, que por un efecto sedante-hipnótico.
Sobre la seguridad del “meprobamato”
En el estudio etnobotánico desarrollado en Cuba, se identificaron algunos posibles efectos adversos asociados al consumo de “meprobamato” por la población entrevistada. Estos fueron vómitos, pereza, dolor de cabeza, sequedad de la boca matinal, molestias digestivas y pérdida de la orientación.
Otra investigación doctoral, desarrollada en la Universidad Central de Venezuela, exploró la toxicidad aguda de los extractos de la planta. Según los datos obtenidos, el consumo de “meprobamato” en las dosis habituales estudiadas fue seguro. Su autor especifica que la especie se denomina “acetaminofén” en tierras bolivarianas y que se ha utilizado en ese país por su efecto analgésico en el tratamiento de la fiebre de Chikungunya.
No existen evidencias sobre la seguridad del empleo del “meprobamato” en mujeres embarazadas, durante la lactación ni en niños. Esto es importante considerarlo, al igual que se deben respetar las formas de elaboración referidas anteriormente, pues a concentraciones más altas se pudieran presentar manifestaciones de intoxicación. De cualquier manera, se considera que es necesario ampliar los estudios toxicológicos de esta especie para poder respaldar mejor la seguridad de su consumo.
Más que “meprobamato”…
El meprobamato, el fármaco así originalmente denominado, era un ansiolítico derivado del carbamato y miembro de una clase química llamada propanodioles. Fue empleado en la terapia de los trastornos de ansiedad o para el alivio a corto plazo de los síntomas de la ansiedad, pero en 2012 la Agencia Europea de Medicamentos retiró la autorización de comercialización en la Unión Europea para todos los medicamentos que contenían meprobamato, debido a los graves efectos secundarios observados con el medicamento.
Cuba también retiró ya hace unos años este medicamento de su cuadro básico, pero la sabiduría popular parece haber encontrado un sustituto vegetal para el mismo. Claro está, la planta tiene documentados otros efectos farmacológicos, por lo que pudiera ser de utilidad más allá de los trastornos del sueño y la relajación muscular.
Hay que tener en cuenta que el proceso de adaptación de la especie al ecosistema cubano parece haber determinado algunas modificaciones en los ciclos y el metabolismo de la planta. De hecho, en Cuba no florece. Pudiera inferirse que los cambios observados en los especímenes de “meprobamato” que se cultivan acá son responsables de las variaciones en sus propiedades. Por ejemplo, su efecto antimicrobiano es muy reportado internacionalmente, pero no aplica a los extractos elaborados de la planta cultivada en Cuba. Sin embargo, nuestro “meprobamato” tiene una acción relajante muscular y facilita el sueño, lo cual no había sido reportado anteriormente.
Así entonces pudiera decirse que hay mucho camino por andar y de seguro nuestros investigadores seguirán profundizando en el estudio del “meprobamato” vegetal, para con el respaldo de la ciencia seguir ampliando su uso a favor de nuestra salud… ¡desde lo natural!