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El centralito de Olemys

Olemys Vega Guillén no usa casco ni botas altas ni guantes de cue­ro. Viste medios sanitarios de protección para encabezar las operaciones del centrali­to en que se ha convertido el Centro Reproductor de En­tomófagos y Entomopatóge­nos (Cree), perteneciente a la Empresa Agroindustrial Azucarera (EAA) Ciro Redondo, de la central provincia cubana de Ciego de Ávila.

Diminuta parece la insta­lación, pero no lo es. Está en zafra permanente su colecti­vo Vanguardia Nacional, in­tegrado por 12 trabajadores, todos sindicalizados, según informa Yadira Ramos Leiva, secretaria general de la sec­ción sindical.

“Nuestro firme compromi­so es cumplir lo que nos toca en relación con las 93 medidas para salvar el sector azucare­ro y contribuir a la producción de alimentos en campos de los clientes nuestros de 19 unida­des básicas de producción coo­perativa y del sector campesi­no, a partir de la utilización sistemática de medios biológi­cos ante el déficit de plaguici­das”, destaca Vega Guillén.

Las moscas salvadas

A nadie se le ocurriría empren­der acciones para convivir en un medioambiente colmado de insectos, excepto a la ingeniera agrónoma Olemys y sus subor­dinados, en una instalación con cultura del detalle y precisión hasta para extraerles las larvas a las moscas inoculadas.

“Aquí en 12 jaulas se re­produce la mosca Lixophaga diatraeae Townsend, medio biológico que liberamos en los campos cañeros más de 2 mi­llones de ejemplares en el 2024, para el 155 % de lo planificado, con vistas a evitar los daños por parte del bórer, plaga que pe­netra en los tallos y se alimenta de las plantas más sólidas, cuyo síntoma es conocido como cora­zón muerto”, argumenta la jefa del Cree.

“Por cierto, vencimos la meta el año pasado pese a los inconvenientes con la materia prima para la elaboración de la dieta en el hospedero artificial, a base de aflecho, torula y miel; combinamos alternativas para mantener las cuatro líneas de entomófagos: la Lixophaga, la Eucelatoria, la Trichogramma y el Tetrastichus, y el entomo­patógeno que es el nemátodo Heterorhabditis bacteriophora, este último aplicado en la cala­baza, el pepino, el maíz y otros cultivos.

“En el 2025 arrancamos con estabilidad, hasta abril que tuvimos un elevado índice de mortalidad de los medios bioló­gicos a causa de las interrupcio­nes del servicio eléctrico, por lo que en los meses de junio y julio solo trabajamos para mantener el pie de cría”.

Subra­ya que Dani­lo Fernández Madrigal, di­rector gene­ral de la EAA Ciro Redondo, orientó trasla­dar dichos medios bioló­gicos, que requieren 24 grados centígrados de temperatura, hacia el la­boratorio del homónimo central azucarero, y así logran estabi­lizar los proce­sos desde agosto pasado.

“¿Que si hay pérdidas de cañas por concepto de pla­gas? No, porque el índice permisible está por debajo del 1.10 % de infes­tación, se comporta entre 0.86 y 0.87 por ciento.

“Tampoco incidimos en el decrecimiento de la producción cañera. Aplicamos los medios biológicos en la medida que se vayan cortando los cañaverales, a partir de cumplir un mes el retoño; antes liberábamos 3 mi­llones de moscas cada año cuan­do había 22 mil hectáreas, hoy 2 y medio millones con 11 mil, ha disminuido el área a proteger, aunque se pronostica crecer en el principal rubro de la econo­mía de nuestro municipio”.

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