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Ilustración tomada de universoabierto.org Foto: Ilustrativa

Cuba llega al primer millón de toneladas de crudo extraídas en yacimientos del país

Ruth Casa Editorial ha publicado a más de 2 000 autores cubanos, y ha sido pionera en la producción y comercialización de libros digitales en la Isla

Un joven cubano estudiaba en Japón. Un día, uno de sus profesores lo invitó a su casa; cuando llegó allí, el catedrático –que hablaba español– estaba comprando en línea un libro de RUTH Casa Editorial. Y, casualmente, el autor era el tío abuelo del joven, un escritor de Manzanillo.

Esa es una de las anécdotas que, para Carlos Tablada Pérez (La Habana, 1948), fundador y presidente de ese sello extranjero con presencia en Cuba, ilustra el trabajo que por más de 20 años han defendido: dar a conocer en el Norte a los autores del Sur, y dar a conocer en el Sur a los autores del Norte que no están a favor de la explotación del hombre por el hombre.

Actualmente RUTH, que no tiene fines de lucro y se especializa en la producción y comercialización de libros digitales, tiene presencia en 70 plataformas internacionales y alcanza los cinco continentes. Asimismo, defiende proyectos como la colección de libros libres para la descarga gratuita, gracias a derechos de autor cedidos; RUTH Tienda, una librería online (ruthtienda.com), y RUTH Librería Virtual, surgida en 2021, y que da prioridad a los servicios para la Isla, por lo que funciona con pasarelas de pago cubanas.

Si bien tiene capacidad legal para la venta de libros físicos en todo el mundo, el equipo que lidera Tablada confía totalmente en las potencialidades del formato electrónico, y no es cosa nueva ni provocada por la escasez de papel.

En 2010 –cuenta el doctor en ciencias, profesor e investigador titular–, comenzó el diálogo con algunas autoridades acerca de que «ya en el mundo el 33 % de los libros se leía como ebook, y que había que introducirlo en Cuba».

La idea fue acogida con cierto escepticismo, pero tiempo después llegó a los oídos de Fidel, quien dijo que, como ciudadano, iba a entregar a la editorial los libros que había escrito, para que los publicaran en formato digital.

Y así fue, los primeros libros electrónicos que se hicieron en Cuba fueron de la autoría del Comandante en Jefe –La ofensiva estratégica, La contraofensiva…, y La paz en Colombia–, y los presentó Eusebio Leal en la Feria Internacional del Libro de La Habana, en 2013. Así se convertía RUTH en pionera en ese ámbito.

«La primera editorial que firmó con nosotros para hacer libros electrónicos fue la Capitán San Luis; y comenzamos a enseñar gratuitamente a todo el que quisiera aprender cómo hacerlos. Además, fuimos los primeros que vendimos libros por WhatsApp.

«Hoy tenemos contrato firmado con 105 instituciones cubanas y comercializamos a 56 editoriales, porque no surgimos para competir con ellas, sino para apoyar y promover a sus autores, y ser también una ventana de la cultura nacional al mundo».

Para Tablada, quien es además Premio Casa de las Américas (1987), gracias al libro El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara –del que se han realizado 49 ediciones en 14 idiomas, e impreso más de 600 000 ejemplares–, es imprescindible una estrategia efectiva que, desde todos los medios, perpetúe en las generaciones actuales lo que considera un logro de la Revolución desde su primera década: el amor por leer.

«Los espacios de promoción de la lectura deben estar encaminados a que la gente busque el libro. Hay que poner los enlaces y QR en todas partes. Todavía carecemos de un proyecto cultural dirigido a esa juventud, que pasa mucho tiempo en el móvil, para incitarla a comprar y a leer libros electrónicos. Hay que desarrollar más los podcast, por ejemplo, adentrarse en la inteligencia artificial con estos fines».

«Actualmente, apostamos a trabajar con la Federación Estudiantil Universitaria, la Unión de Jóvenes Comunistas, el Ministerio de Educación Superior… para concientizar y enseñarles a los estudiantes y profesores cómo se puede entrar en esas plataformas y utilizarlas en favor de la lectura y el estudio.

«Por suerte, a pesar de las escaseces que tenemos, la política cultural de la Revolución sigue siendo mantener el libro subsidiado; y eso es una gran cosa, la muestra de que se quieren preservar los valores de la nación, porque hoy día estamos sometidos a un programa muy científico de subversión ideológica y cultural, para minar las bases de la independencia, de la soberanía, de la dignidad, de la cultura del pueblo cubano. Desgraciadamente, en ocasiones, con mucho éxito.

«Por eso hay que ofrecer seminarios a los libreros; en todas las librerías del país tiene que haber información de los libros digitales que ya existen. Hay que enseñar a esos bibliotecólogos cómo se entra a los repositorios digitales, para que orienten a la gente.

«Creo que en ese trabajo sistemático por el libro digital nos va la vida, y podemos hacerlo si nos coordinamos todos».

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