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Cuba en Datos: Envejecimiento y esperanza de vida, ¿qué dicen los indicadores demográficos?

Que la población cubana envejece y además lo hace de forma acelerada no es un secreto. Más bien es una certeza cotidiana que se palpa en cada sector de la sociedad. Porque este cambio en la estructura de edades de una población tiene impactos directos en áreas como la economía, la salud, los cuidados— por solo mencionar algunas— y supone enormes desafíos.

Si en el año 2019 el 20.8% de las cubanas y cubanos tenía o había sobrepasado la sexta década de vida, al cierre del 2022 este indicador se situó en 22.3%, prácticamente dos puntos porcentuales más en apenas tres años, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

En su reciente informe El Envejecimiento de la Población. Cuba y sus territorios, edición de mayo 2023, la ONEI sostiene que es justamente el envejecimiento de su población el principal reto para Cuba en el ámbito demográfico.

“Este proceso ha tenido como causas fundamentales la velocidad acelerada de su transición demográfica, la estabilización de bajos niveles de fecundidad y mortalidad, variables que unidas al comportamiento de las migraciones en los últimos años han provocado tasas de crecimiento casi nula o negativas”, señala el informe.

Vale la pena apuntar que la definición de envejecimiento, desde el punto de vista demográfico, está relacionada con el incremento en la proporción de personas de edad avanzada con relación al resto de la población. “El fenómeno, también se asocia no solo al aumento de la proporción de ancianos, sino también a una disminución de la proporción de niños y jóvenes entre 0 y 14 años, que incide en la economía, la familia, los servicios, el reemplazo del capital humano, la seguridad social y en los elevados costos de atención médico/epidemiológico”, refiere el documento.

De acuerdo con cifras publicadas en la ONEI, en el censo de población del año 1899, esta población ascendía a 72 207 personas, lo que representaba
un grado de envejecimiento del 4,6 %; para el censo de 1953, este grupo de edad alcanzó la cifra de 402 306 personas para un 6,9 % de grado de envejecimiento.

Hoy el número de personas con 60 años y más en Cuba asciende a 2 478 087.

 

La última proyección de población realizada por la ONEI estima que para el año 2050, la población de personas mayores alcanzará la cifra de 3 343 520 personas, lo que representaría un grado de envejecimiento del 35,9%.

En el referido informe, recuerda que unido al aumento de la población de 60 años y más, el país ha experimentado una reducción simultánea en el porcentaje de personas menores de 15 años como resultado de la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo – menos de una hija por mujer- desde 1978, hace 44 años.

Este nivel de reemplazo se corresponde con una tasa de 2.1 hijos por mujer, y al menos una hija al final de su periodo reproductivo, lo cual aseguraría la reposición del número de mujeres en edades reproductivas.

De acuerdo con la ONEI, “a pesar de la relativa homogeneidad territorial que presentan las variables del crecimiento poblacional, especialmente la fecundidad y la mortalidad, existen diferenciales que determinan un desigual crecimiento y estructura por sexo y edades, lo que se traduce en diferentes grados de envejecimiento a ese nivel, el que recorre un amplio rango de valores que va desde 15,4% de personas de 60 años y más con respecto al total en el municipio de Yateras, en la provincia de Guantánamo, hasta el 30,3% en el municipio Plaza de la Revolución La Habana”.

Estos municipios son los de menor y mayor grado de envejecimiento de la estructura de edades de la población en el país, respectivamente. Villa Clara se sitúa como la provincia con más personas de 60 años y más, con un 25.3%.

“Al cierre del año 2022 la población de 60 años y más del país aumentó en 79 976 personas más que en igual periodo del año anterior, lo que representa una tasa de crecimiento promedio anual de 33,3%. El comportamiento de este segmento de la población por sexo muestra que los hombres crecen en 35 565 efectivos para una tasa promedio anual de 32,3%, al tiempo que la población femenina crece a un ritmo superior en 44 411 con una tasa de 34,3%”.

Ello se traduce en que el envejecimiento está feminizado, pues ellas viven más que sus pares masculinos. Así en 2023 habrá 214 000 mujeres más que hombres, cifra que para el 2055 se elevaría a 287 000.

La relación de dependencia demográfica, que explica la posible dependencia de las personas potencialmente inactivas (personas menores de 15 años y las personas de 60 años y más) con relación a la población potencialmente activa comprendida entre las edades de 15 a 59 años,  se ubicó en 613 en el año 2022.

Este indicador, si bien no es totalmente desfavorable hasta el momento, sí alerta de cómo ha ido progresivamente en aumento, si tenemos en cuenta que en 2015 se ubicaba en 559.

Otras características del escenario demográfico actual

El acelerado envejecimiento demográfico que experimenta Cuba no es el único rasgo que distingue su dinámica de población. A ello, según recientes declaraciones ofrecidas a la prensa nacional y extranjera por directivos de la ONEI, habría que agregar el decrecimiento de la población en números absolutos, la disminución de personas en edad laboral y del total de mujeres en edad reproductiva.

Según el informe El Envejecimiento de la Población. Cuba y sus territorios…, en 2022 nacieron 95 403 personas, con relación a los 99 096 del año precedente, mientras fallecieron 120 098, 47 547 personas menos que en 2021.

La esperanza de vida se ubicó en el periodo 2018-2020 en los 77.70 años, lo cual representa una disminución respecto al periodo 2014-2016, cuando fue de 78.1 años.

En días recientes, en el balance del Ministerio de Salud Pública, se precisaba que en ese último periodo, el indicador calculado expresa en las mujeres una esperanza de vida al nacer de 80.15 años y en los hombres de 75.33 años, mientras que en 2014-2016 esta se situaba en 75.9 para ellos y 80.3 para ellas.

“La reducción observada se relaciona, entre otras causas, con el elevado grado de envejecimiento poblacional; el incremento de factores de riesgo que elevan la mortalidad por Enfermedades Crónicas No Transmisibles; la tendencia ascendente de la mortalidad prematura en adultos jóvenes menores de 60 años, donde tienen un peso importante las muertes por accidentes, enfermedades cardiovasculares y tumores malignos, así como los primeros impactos de la pandemia provocada por la covid-19 en el año 2020”, precisaba entonces el ministro de Salud Pública, doctor José Angel Portal Miranda.

Al cierre de marzo de 2023 la población preliminar de Cuba es de 11 082 964, y la tendencia es al descenso debido a la baja fecundidad, el balance negativo entre las tasas de natalidad y mortalidad y el saldo migratorio externo, explicaron directivos de la ONEI.

El director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la ONEI, Diego Enrique González, precisó que teniendo en cuenta las variables estadísticas, desde hace años se elaboran algunos escenarios alternativos y en ninguno de ellos el país podría llegar a 12 millones de habitantes.

Las proyecciones evidencian una tendencia al decrecimiento demográfico y estiman que para 2025 la población total del país descienda por debajo de los once millones de habitantes.

Al concluir el año 2022 la población de Cuba era de 11 089 511 personas, 23704 menos que al cierre de 2021.

Durante  el pasado año se produjeron 95 403 nacimientos y 120 098 defunciones, lo que constata la tendencia al decrecimiento de la población (mueren más personas de las que nacen, un comportamiento presente desde hace cuatro años) y ubica la tasa de crecimiento negativa en -2.1 por cada 1.000 habitantes.

En 2021, se registraron 167 645 defunciones, cifras que estuvieron marcadas por el impacto de la pandemia de covid-19 en el país.

La cifra de población más alta del país, se alcanzó en el año 2016, con 11 239 224 habitantes.

Otro de los indicadores presentados en el informe es la Tasa Global de Fecundidad (hijos por mujer), que se ubica en 1.14, cifra que convierte a Cuba en la nación con más baja fecundidad de América Latina y el Caribe.

La Tasa de Fecundidad adolescente (nacimientos por 1 000 mujeres de 15 a 19 años) es de 50.6.

Este indicador, si bien se ha reducido a lo largo de los años en términos generales, difiere entre los territorios, muestra patrones preocupantes y se eleva incluso por encima de la media nacional. Constituye la principal desarticulación de la fecundidad cubana, expresada en su baja tasa global de fecundidad (TGF) y la tasa específica de fecundidad adolescente por encima de lo esperado y deseado.

Las investigaciones en este  campo evidencian que se mantiene la resistencia al descenso notable de la fecundidad adolescente, fundamentalmente en la zona oriental del país.

Al referirse a la migración externa, uno de los elementos que determina la población y su dinámica, los directivos de la ONEI sostuvieron en conferencia de prensa que se habla de movimiento de pasajeros y no emigrantes, porque según la legislación vigente en Cuba las personas pueden estar fuera del país por 24 meses prorrogables, por lo que no pierden su categoría de residentes.

No obstante, para diferentes análisis sí se valoran las cifras que reportan organizaciones externas, pero que no tiene la legalidad para su inclusión en las estadísticas cubanas sobre este particular.

Lo cierto es que si se quiere ver cómo cambia un país, no hay mejor manera que observar su  dinámica demográfica, proceso que obliga a repensar la forma en que la sociedad está organizada para brindar respuesta a los cuidados necesarios que estos cambios suponen, y que pasan por políticas específicas dirigidas a atender cada elemento de esta dinámica.

Políticas públicas articuladas con el proceso de desarrollo en las naciones que ya experimentan un acelerado envejecimiento de su población, como es el caso de Cuba, son esenciales.

La dinámica demográfica está, de modo sensato y como se requiere, ubicada entre las prioridades gubernamentales, pero su atención transversaliza cada uno de los componentes y sectores de la sociedad.

De ahí que insistir en esta visión de sentirse parte es un imperativo, porque no hay otro modo de aprender a convivir con los cambios, ser resilientes a estos y no detener el desarrollo sostenible con la población al centro, como sujeto de este proceso y no solo objeto de políticas disímiles.

La lectura de los datos ilustra el camino. Como sociedad debemos entonces encontrar la forma de balancear roles productivos, en su más amplio sentido. Ese que pasa por conservar de la manera más sana un curso de vida y asegurarnos de que sea lo más digno posible.

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